Cada cultura alrededor del mundo cuenta con la muerte como protagonista, ya que lo único seguro es llegar a ella, por eso los pasillos del museo se transformaron para dimensionar lo que ha sido la muerte desde la época precolombina, del 300 a.C., hasta la actualidad.
Los objetos arqueológicos, imaginería religiosa, obras de arte costarricenses, fotografías históricas, así como imágenes bélicas o de entretenimiento son parte de la muestra que estará en exhibición hasta el próximo mes de agosto.
Se trata de un repertorio de 112 piezas en las que el visitante podrá relacionar diversas formas de percibir la muerte, contrastar el simbolismo expresado en objetos de oro precolombino con creaciones de artistas contemporáneos, medios de comunicación, videojuegos o películas.
La curadora del museo, María José Monge, explicó a Acan-Efe durante un recorrido por la muestra, que se parte del hecho que la muerte es una construcción social, particular, dinámica y compleja que es natural, pero al mismo tiempo es inexplicable y ambigua.
“Nos interesa rescatar a la muerte más allá del estado o de la condición biológica, es una construcción sociocultural, ya que a ese estado le otorgamos una serie de sentidos apoyados en distintas perspectivas que pueden ser de diferente naturaleza desde una posición médica, legal, religiosa o mitológica”, afirmó Monge, experta en artes visuales.
Monge añadió que la curiosidad de la presentación es que “no existe una única manera de entender la muerte, existen muchas maneras y ninguna de ellas termina de satisfacer esa incertidumbre que genera el hecho de que nos vamos a morir y de que las personas que nos rodean van a morir, y aunque sobran las explicaciones nos sigue causando zozobra”.
La exposición está dividida en cinco apartados: “Lo ambiguo de la muerte”, “Buena muerte-mala muerte”, “El ‘aquí y el ‘más allá’”, “Vencer la muerte” y “Recordatorios de muerte”, que de forma sincrónica buscan evidenciar cómo es que en la sociedad coexisten diversas construcciones de la muerte.
En el primer espacio, se retrata una sobreexposición de la muerte en la sociedad, desde los sucesos en los medios de comunicación, en la violencia que reflejan las películas, los videojuegos que implican matar para ganar puntos, pero al mismo tiempo las personas le tienen miedo a morir por lo que existe una gran ambigüedad.
“Se parte de que la muerte es un tabú, que se vuelve como algo artificial porque desde niños nos esconden al perrito que se murió, y ese proceso natural se vuelve en algo ajeno, que no se menciona, esto pese a que diariamente convivimos con ella y al final terminamos por temerle”, manifestó la curadora.
En esta parte se pueden observar esculturas precolombinas de prisioneros atados, guerreros con cabezas como trofeo, así como armas y juguetes como pistolas.
En “Buena muerte-mala muerte” se exponen cuestionamientos sobre esa tendencia humana que tiene la necesidad de calificar la muerte y de pensar que hay formas buenas o apropiadas morir.
“Morir bien o mal viene desde la época precolombina, las personas siempre piensan cómo van a morir, si les va a pasar algo trágico. Anteriormente aquello que no querían que sucediera era morir decapitado, por medio de algún animal o de formas humillantes”, dijo la curadora de arqueología Priscilla Molina.
Por su parte, el apartado “Del ‘aquí’ y ‘más allá’”, alude a esa creencia de que la persona fallecida inicia un viaje desde lo terrenal. Por lo tanto, se exhiben estatuillas religiosas e imágenes que remiten a las creencias de vestir a los muertos o realizar funerales.
La sección “Vencer la muerte” incluye representaciones que trasladan a recuerdos del deseo humano de postergar o evitar su muerte o la de otros como las obras La Vela del artista Adrián Arguedas o Recuerdo/Retorno de la fotógrafa Elisa Bergel.
La última parte de la exhibición, “Recordatorios de muerte” muestra un repertorio de imágenes acerca de la transitoriedad de la vida y lo inevitable de muerte con máscaras de cabezas humanas que datan del 300 al 800 d.C, así como colgantes precolombinos, entre otros.
La exposición estará abierta al público hasta el próximo mes de agosto y será acompañada de una serie de actividades educativas como charlas, talleres y recorridos con guías.
María José Brenes