La escultura, hecha en tributo a los niños por nacer, cuenta con el apoyo de la asociación Generación ProVida y la Municipalidad de Asunción.
Se trata de la segunda escultura del escultor, de la misma temática y nombre, expuesta en un espacio público, luego de una primera inaugurada en marzo pasado frente a la Conmebol, de Luque.
TRABAJO. El artista Diego Céspedes sostiene que la obra es un tributo a la “frágil vida” que se gesta en el vientre de la madre. Partiendo de esta idea, trabajó en hierro durante 15 días, cortando y ensamblando las piezas, sin emplear molde alguno.
“La escultura cuenta con una gota de agua, que sería como el vientre de la madre y que refleja el principio de la vida. Es allí donde se gesta esa vida frágil, dada como un regalo del cielo”, explicó el artista, quien realizó la obra bajo un pedido de Generación ProVida, asociación con la que contactó meses atrás por una cuestión “providencial”.
El escultor detalló que dentro de la gota de hierro puede verse a un bebé de la proporción de uno de seis meses, “aún no listo para el mundo y para nacer, que necesita ser guidado y protegido”.
También agrega que “la mano metálica que toca al bebé simboliza el vínculo de la madre con el hijo que aún está dentro del vientre, porque es la madre la que enseña durante la gestación el sentido de la vida, que es el amor incondicional”.
El artista, que se inició en el oficio de modo autodidacta, plasmó su escultura considerando su “fuerte experiencia” de ser padre, que compartió recientemente con su esposa.
