16 abr. 2024

Un balance de 33 años de democracia en el Paraguay

Hace 33 años terminaba la dictadura y se comenzaba a construir la democracia. En el balance, ¿el vaso se ve medio vacío o medio lleno?

“Estos 33 años son el mejor pedazo de la historia paraguaya”, sostiene el médico y analista político Alfredo Boccia Paz, y fundamenta esta afirmación en el hecho de que estos 33 años corresponden más o menos al 15% del tiempo que Paraguay existe como nación independiente; “jamás antes tuvimos una temporada tan larga de libertades públicas irrestrictas. En un país con tanta historia de autoritarismo eso no puede ser ignorado. Ese solo hecho convierte a estos años en el mejor pedazo de la historia paraguaya. Una época en que no tuvimos guerra, no tuvimos imposición de militares autocráticos o de dictadores de cualquier tipo y tuvimos que valernos por nosotros mismos para intentar hacer que el país funcione”.

Para Marta Ferrara, directora de Semillas para la Democracia, el 3 de febrero de 1989 se logró la conquista de las libertades públicas, la libertad de expresión, la libertad de reunión; pues la ciudadanía pudo involucrarse y participar de una manera diferente. Al mismo tiempo, otro hecho importante es la nueva Constitución, “que hasta hoy sigue resistiendo las embestidas de sectores autoritarios, fue un logro superimportante”.

CIUDADANÍA. La politóloga Sara Mabel Villalba también considera uno de los principales logros la nueva Constitución, que incluyó una serie de derechos sociales que nunca antes se habían tenido en cuenta, como los derechos de los pueblos indígenas. Rescata también la mayor conciencia de la ciudadanía sobre los derechos humanos y la inclusión de los mecanismos de democracia directa como el referéndum, la iniciativa legislativa popular”.

Esta democracia “endeble y de tan mala calidad” que construimos, sin embargo resistió crisis importantes que la pusieron en riesgo, dice Boccia. “Nos ha faltado más peso ciudadano en la vida política, económica y social. No la tuvimos antes y la construimos muy lentamente, entre dictadura y transición democrática”.

Menciona el hecho de que en Paraguay no hubo una alternancia prolongada que permita despojarnos de los vicios del partido hegemónico, el Partido Colorado, que gobierna hace más de 70 años. “Nada bueno puede esperarse de una continuidad tan larga en el poder. Le falta oxigenación, le falta renovación, a la democracia paraguaya, le falta ser gobernada por otros partidos, por otras experiencias, y al Partido Colorado le falta una purificación en la oposición más prolongada que la que tuvo”.

Consecuencia de la falta de ciudadanía y de la falta de alternancia, apunta el analista, son las “instituciones tan gelatinosas”; en un país donde impera la impunidad, que tiene un Estado que no está fallido, pero que va camino a ser un Estado que no da respuestas ni en salud ni en educación, “que está controlado por bandas criminales de todo tipo y que parece estar, como estuvo en la época de la dictadura, rezagado con respecto a la velocidad con que andan los otros países de la región”.

CREDIBILIDAD. En la línea de lo que le falta a la democracia, Mabel Villalba señala la concentración de poder, que en este momento está centrada en un grupo del partido oficialista, “que no solo concentra poder político teniendo el control de instituciones estatales y de la Cámara de Diputados, sino también poder económico en la gran mayoría de los rubros y además concentra poder político económico y de un conglomerado de medios de comunicación. La concentración de poder, a nivel teórico y mediante la evidencia empírica, se puede ver que es perjudicial para la democracia”.

La pérdida de credibilidad en las instituciones es uno de los mayores déficits, según Marta Ferrara, quien considera que, la emergencia del dinero en la política, y la cooptación de las instituciones, fundamentalmente del sistema de justicia afecta a la credibilidad de la ciudadanía en la democracia. “Con la emergencia de la plutocracia y de la corrupción instalada en las distintas instituciones que no logró superarse en la etapa democrática, hemos presenciado algunos procesos muy lamentables como fue el marzo paraguayo, la muerte de Rodrigo Quintana, el atropello al Partido Liberal, que nunca había sucedido, ni siquiera en dictadura, son hitos importantes dentro de nuestra transición. Ahora estamos viendo la emergencia cada vez más grande de sectores con mucho poder económico que defienden sus intereses y van copando las distintas instituciones del Estado. Eso es altamente preocupante porque deteriora la calidad de la democracia y la credibilidad de la ciudadanía en un sistema democrático”.

El panorama se ve desolador, sin embargo, Alfredo Boccia apunta: “Solucionamos nuestros problemas eligiendo mejor y exigiendo mejores gobernantes, o nos sentamos a esperar algo que nunca va a suceder”.


EL PASO DE LA DICTADURA A UNA VIDA CON LIBERTADES Y DERECHOS

Cifras

35
años en el poder
7.851.295
hectáreas de tierras malhabidas
19.862
personas detenidas ilegalmente
236
menores privados de su libertad
17
niños nacidos en prisión
20.814
exiliados
126
paraguayos desaparecidos en el operativo Cóndor
459
desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales


Fuente: Datos de la Comisión Verdad y Justicia.

Opinión
“Nadie se atreve a decir que es stronista”
“Estos 33 años de democracia trajeron un sentido común compartido de que la dictadura no es socialmente aceptada en nuestro país, nadie se atreve a decir que es stronista, todas las veces que hubo intento de golpes en connivencia militar el pueblo salió a frenarlo. Falta que seamos un país realmente plural, las instituciones están copadas en su casi totalidad por los mismos que ya las copaban antes de 1989, los índices de pobreza y desarrollo social no son tan visiblemente diferentes de lo que era antes de la democracia; la desigualdad en la concentración de tierras y la precariedad laboral siguen intactas”.

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