El problema no solo son los suelos encharcados que dificultan el paso de las maquinarias pesadas, sino también las plantas mojadas que impiden a las cosechadoras trillar los granos.
“Se interrumpe el trabajo, no podemos cosechar soja y no podemos sembrar maíz, es una situación muy complicada, pero no depende de nosotros”, comentó Aurio Frighetto, de la Coordinadora Agrícola del Paraguay en Alto Paraná.
En esta zona los trabajos para retirar la soja avanzaron en alrededor del 65%, cuando el calendario agrícola contempla el fin de la cosecha en la última semana de febrero, especialmente en el Sur y Este del país.
Ayer se repitió la misma situación, ya que con el tiempo nublado los productores no pudieron seguir con la recolección ante la amenaza de lluvias, aunque según Frighetto algunos se arriesgan y hasta están sembrando maíz con estas condiciones adversas.
El principal riesgo para la soja es la pudrición y el rechazo de los productos de parte de los clientes. “Hay algunas áreas muy puntuales que ya tienen problema de calidad”, comentó al respecto el agricultor.
Se necesitan al menos tres días de sol para asegurar la continuidad de la cosecha y dos semanas sin lluvias para finalizar la campaña 2022-2023.
En cuanto al maíz zafriña, las sembradoras pudieron llegar a pocas parcelas debido al exceso de humedad en el suelo y por tanto se desconoce aún cuántas hectáreas se cultivarán.
La cosecha de soja debía culminar esta semana, pero las repetidas lluvias interrumpieron constantemente los trabajos y ahora los granos corren riesgo de pudrición en las parcelas.
Buenos rindes en suelo brasileño
La soja paraguaya experimenta rindes por encima de 5.000 kilos por hectárea en las parcelas de evaluación de Mato Grosso del Sur.
Se trata de las variedades Sojapar R19 y R24, que buscan posicionarse en el país vecino a tres años de haber iniciado allí los trabajos de evaluación de estas tecnologías desarrollas por el Instituto Nacional de Biotecnología Agrícola (Inbío), en alianza con el Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria.
Los materiales Sojapar fueron evaluados en 13 localidades del estado de Mato Grosso del Sur, en algunos de ellos hasta en tres épocas de siembra y se ubicaron entre los de mejor rendimiento, pese a competir contra tecnologías mucho más avanzadas.
La rusticidad fue un factor fundamental en los resultados, sumado al interés de los productores brasileños de contar con una tecnología resistente a la roya, más aún teniendo en cuenta que para la próxima zafra se esperan más lluvias, lo que significa un mayor riesgo de aparición de la enfermedad en los cultivos, de acuerdo con el Inbío.
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