Con el apoyo de la Fundación Santa Librada y la gentileza de la Fundación Studium de Madrid, Última Hora trae mañana a sus lectores, gratis con el diario, la Novena del Trabajo a San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. “En el mensaje espiritual de San Josemaría, el trabajo diario aparece dotado de un profundo sentido humano y cristiano. Además de ser fuente de dignidad personal, puede convertirse también en medio y camino de santidad”, explicó el padre Víctor Urrestarazu, vicario del Opus Dei en Paraguay.
San Josemaría, recuerda, recibió la calificación de “santo de lo cotidiano”, en palabras de San Juan Pablo II, quien durante su papado lo canonizó el 6 de octubre de 2002.
“Novena del Trabajo se articula, día por día, en una breve reflexión de San Josemaría y en dos peticiones: Una para encontrar trabajo y otra para realizarlo bien”, dijo Urrestarazu, quien conoció a San Josemaría, en 1974.
Según el vicario, “son muchas las personas que, rezando a Dios por la intercesión de San Josemaría, han encontrado trabajo por caminos sorprendentes o han hallado maneras de mejorar el que ya venían desempeñando”.
Es por esto que anima a rezar con devoción: “Quienes emprendan con fe el camino de esta Novena –dijo– advertirán la sabiduría que encierran las palabras de este santo sacerdote y cosecharán, más antes que después, el fruto de sus oraciones”.
San Josemaría Escrivá de Balaguer, cuya fiesta litúrgica se celebra cada 26 de junio, nació en Barbastro, España, el 9 de enero de 1902, y falleció el 26 de junio de 1975. Fue ordenado sacerdote en 1925 y, por inspiración divina, fundó el Opus Dei en 1928. Luego de sobrevivir a la Guerra Civil española, en 1946 se trasladó a Roma, desde donde impulsó el desarrollo de esta Prelatura de la Iglesia Católica, presente hoy en casi 70 países.
60 años. El Opus Dei comenzó su trabajo apostólico en Paraguay en vida de su fundador, el 21 de enero de 1962, cuando se radicaron en Asunción el padre Ramón Taboada (+2007) y el Lic. En Química Pablo Pratmarsó (+2006).
Desde ese día, hace ya sesenta años, han fructificado diferentes iniciativas educativas y asistenciales vinculadas al carisma de la institución, centrada en la santificación del trabajo cotidiano.
San Josemaría manifestó públicamente y en repetidas oportunidades su cariño, admiración y simpatía por el pueblo paraguayo. Incluso pudo apreciar, en diapositivas de la época, la geografía del país y la belleza del arte jesuítico y franciscano. “No había visto árboles tan floridos, adornados de colores tan vivos; y me han dicho que sus aromas son muy intensos. Es una tierra estupenda”, expresó sobre el paisaje del Paraguay.