18 abr. 2024

Trump pareció admitir su derrota electoral, pero se retractó después

El presidente de Estados Unidos admitió la victoria de su rival demócrata, aunque lo achacó, sin pruebas, a un presunto fraude y aclaró enseguida que esto no significa que reconozca su derrota.

Incógnita. Mientras continúan los recuentos de votos, sigue sin anuncio oficial el ganador de las elecciones de EEUU.

Incógnita. Mientras continúan los recuentos de votos, sigue sin anuncio oficial el ganador de las elecciones de EEUU.

Ocho días después de que se anunciaran los resultados de la elección presidencial en Estados Unidos, Donald Trump pareció admitir su derrota en un tuit publicado ayer, aunque no tardó en dar marcha atrás y denunciar de nuevo un fraude masivo sin dar ninguna prueba.

Ayer por la mañana, en medio de una larga serie de airados tuits y retuits, el magnate republicano se refirió explícitamente por primera vez a la victoria de Joe Biden. “Él ganó porque la elección fue amañada”, escribió Trump en referencia al ex vicepresidente de Barack Obama.

El mandatario volvía así a su hipótesis de un fraude masivo -que no fue respaldada por ningún dato concreto, aunque las dos primeras palabras de su tuit (“He won”, Él ganó) llamaban la atención por ser la primera vez que las pronunciaba tras el anuncio de los resultados. Pero, poco más de una hora después, y frente a la avalancha de reacciones suscitadas por su mensaje, replicó enérgicamente en el otro sentido. “Solo ganó a los ojos de los MEDIOS FAKE NEWS”, lanzó.

“¡No concedo NADA! ¡Tenemos todavía un largo camino por recorrer. La elección estaba AMAÑADA!”, añadió el presidente saliente, quien ha fracasado en su intento por ser reelegido, al contrario que sus tres predecesores Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton. Varios de estos mensajes llevaban una etiqueta de Twitter alertando de que esta denuncia de fraude electoral es controvertida.

El viernes, Trump ya se había referido por primera vez -aunque a medias- a la victoria de su adversario demócrata al dejar entender, antes de retractarse, que él ya no estaría más al frente de la gestión de la crisis del coronavirus después del 20 de enero, día de la toma de posesión presidencial.

Violencia. Desde el mismo 3 de noviembre, cuando todavía no se conocían todos los resultados, Trump adoptó una postura muy beligerante, prometiendo un verdadera guerra judicial. Miles de seguidores suyos se manifestaron en Washington el sábado, apoyando sus acusaciones de fraude en una protesta mayormente festiva que acabó con algunos enfrentamientos con grupos rivales. Al menos 20 personas fueron detenidas, según medios locales, incluyendo cuatro por infringir la ley de armas de fuego y uno por violencia contra un policía.

Pero, en cuanto se hizo pública la victoria de Joe Biden el 8 de noviembre, la mayoría de los dirigentes del planeta felicitaron al demócrata, reforzando la idea de que nadie -ni en Estados Unidos, ni en otro lugar- se tomaba verdaderamente en serio las acciones judiciales emprendidas por el equipo de Trump.

A falta de pruebas que acrediten su hipótesis de que hubo fraudes electorales masivos, la mayoría de estos recursos han sido rechazados por los tribunales.

Los resultados de todos los estados ya fueron anunciados por las grandes cadenas de televisión del país. Biden consiguió 306 votos electorales, contra los 232 del presidente saliente: justo las mismas cifras, pero a la inversa, que en la victoria del magnate republicano -calificada entonces por él como un maremoto- frente a Hillary Clinton en 2016.

Y varias autoridades electorales locales y nacionales, entre ellas la Agencia de Ciberseguridad y de la Seguridad de las Infraestructuras (CISA), que depende del Ministerio de la Seguridad Interior, han rebatido frontalmente las acusaciones de irregularidades vertidas por el presidente.

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