Desde el inicio había algo diferente en la actitud de los policías que resguardaban la manifestación frente a la Comandancia de la Policía, señala el activista Topo Toppone, uno de los organizadores de la Articulación #15Npy, que convocó a la ciudadanía el viernes a la noche, para protestar por la salvaje represión contra pobladores del Bañado Tacumbú, el pasado miércoles, cuando una niña de 9 años de edad resultó herida con balines de goma.
“Los policías y las policías que estaban apostados en frente al acto no tenían la tradicional ‘cara de perro’, con la que asustan a cualquiera. Al contrario, se los veía compungidos, casi como avergonzados por lo que había pasado días atrás. Más de uno tuvo esa mirada cómplice con los chicos, y una palmadita en la cabecita tras una leve y escondida sonrisa”, relata Topo.
La manifestación no obtuvo la respuesta masiva que otras anteriores marchas de los indignados, principalmente porque fue convocada solo un día antes, pero acudió un grupo importante de personas, con presencia de muchos niños y niñas de la zona, con carteles que pregonaban: “Policía Nacional: ¡Con nuestros niños, no!”, “Me indigna la represión disfrazada de protección”, “Basta de represión y violencia”, entre otras leyendas.
“A mitad del acto, se acerca uno de los policías, llama a uno de los muchachos de la organización, y le entrega una gran bolsa con panes dulces, diciéndole: ‘Entre todos los camaradas juntamos esto para los niños. No estamos para nada de acuerdo con lo sucedido un par de días atrás. Estuvieron mal los compañeros’”, relata Topo.
“Ese acto de llevar panes dulces, tras haber realizado una vaquita (colaboración, juntando dinero entre varios policías) es muy grande. ¡Algo está cambiando!”, concluye.