El usuario, identificado como Roberto Weiss, que fue para solicitar un nuevo chip, se negó a abandonar el local, afirmando que estaba en su derecho de ser atendido, y empezó a forcejear con los guardias. Tras agarrarse de la puerta de blindex y debido a la presión sostenida, la puerta terminó rompiéndose, literalmente, sobre su cuerpo.
Ayer, la operadora le pidió disculpas y el hombre las aceptó, asegurando que el hecho termina allí y no es necesaria una eventual demanda, pese a la gran cantidad de ofertas de abogados que querían representarlo en un litigio contra la telefónica.
“Yo considero que la disculpa es suficiente. No soy del tipo rencoroso, que busca revancha ni nada por el estilo. Abogados me escriben para representarme en una demanda contra Tigo. Pienso que no es lo correcto el tratar de aprovechar estas situaciones. El dinero que yo tengo lo gano trabajando honestamente, así que para mí no es una opción interesante demandar a Tigo. En este país lo que se necesita es concientizar a la gente y no aprovechar la situación para lucrar”, explicó Weiss.
TRATO. El hecho se viralizó y despertó la reacción de la ciudadanía. Los usuarios tomaron posturas divididas sobre el accionar del cliente maltratado. Algunos afirmaron que Weiss actuó bien, con honor y dignidad, mientras otros exigieron que Tigo sea demandada porque no son suficientes las disculpas. En la postura en la que coincidieron todos los usuarios es que la empresa debe mejorar su trato a los usuarios, empezando por capacitar correctamente a sus guardias de seguridad.
Otros usuarios aseguraron que estos maltratos no ocurren solamente en Tigo y en otras operadoras telefónicas, sino también en supermercados, cooperativas y bancos, ya que sus encargados de seguridad no están entrenados para tratar con decencia y buen tacto.
Raúl Ibáñez, gerente de Tigo, pidió disculpas a todos sus usuarios y aseguró que se ajustarán los procedimientos de seguridad. Señaló que había gente dentro de la sucursal y empleados, por lo que hubo un error en el procedimiento del encargado de sucursal.
“Obviamente, la solución iba a ser que el cliente sea atendido y luego cerrar la puerta. Hubo inconsistencia en el procedimiento de seguridad. Fue un caso fortuito”, precisó.