El suceso tuvo lugar durante un fiesta funk, un baile popular entre las comunidades periféricas de Brasil, que se realizaba en Paraisópolis, una de las mayores favelas de São Paulo y donde viven más de 55.000 personas.
PERSECUCIÓN. Según el relato de la Policía, los agentes seguían a dos individuos que circulaban en una motocicleta en Paraisópolis, cuando los mismos efectuaron disparos contra los uniformados y se adentraron en la fiesta, donde se calcula que había más de 5.000 personas, aunque llegan a reunir unas 10.000 personas.
Refuerzos policiales se desplazaron hasta el lugar del baile y, según la versión de las autoridades, fueron recibidos con piedras y botellas. En ese momento, los equipos de la Fuerza Táctica de la Policía Militar emplearon “municiones químicas” para “la dispersión y seguridad de los agentes”, según un informe oficial al que tuvo acceso EFE.
El comisario de la Policía Emiliano da Silva Neto declaró a la prensa que las muertes son consecuencia de un “accidente” debido al “efecto manada” y subrayó que en un primer momento no fue “verificado ningún exceso” policial. El gobernador del estado de São Paulo, João Doria, lamentó la tragedia a través de las redes sociales y determinó una “investigación rigurosa de los hechos para esclarecer cuáles fueron las circunstancias y la responsabilidad de ese triste episodio”.