23 abr. 2025

Todo estaba bien hasta que llegó la escuela

Por Lupe Galiano

Por Lupe Galiano

Por Lupe Galiano

La peluquería es un buen lugar para enterarse y reflexionar sobre los problemas que nos afectan, ya que es un punto de reunión de mujeres de diferentes estratos que comparten las preocupaciones cotidianas, como el precio de la lechuga o lo desgraciados que pueden llegar a ser los empresarios de colectivos. Por estos días el tema obligado es el colegio. La percepción de las mamás te da un excelente diagnóstico de cómo anda la educación, aunque el MEC prefiera contratar expertos, antes que escuchar a la gente.

UPD, EL NUEVO INVENTO

Mientras la peluquera le corta el cabello, una señora encopetada comenta que su hija, que va a un colegio medio de Asunción, tuvo su último primer día de clases (popularmente conocido como UPD), que le costó 500.000 guaraníes. Entre la remera, la noche previa regada de alcohol, el alquiler de la limusina y la espuma, la despedida se convierte en una moda: gastar por gastar.

HALTEROFILIA PARA CHICOS

En otro extremo del salón de belleza, la manicura le comenta a su clienta que su hija pasa al fin a la secundaria en una escuela subvencionada de San Lorenzo. Para el esperado 7º grado le pidieron nada más y nada menos que 14 cuadernos universitarios. A 50.000 cada uno, da la friolera suma de 700.000 guaraníes. Pero más allá del gasto, que supuestamente es una inversión, está la falta de sentido común. 50 cuadernos por 100 hojas cada uno dan 10.000 páginas. Esto significa que en 200 días de clases, la estudiante escribirá 50 hojas por jornada. Con esto ya tenemos al próximo Roa Bastos, como mínimo.

Otra mamá que escucha la conversación pide que se apague el secador de pelo para contar que a su nene de 4º le pidieron 7 libros. Con la misma lógica, 7 libros por 50 hojas tenemos unas 350 páginas. En 200 días deberán leer un promedio de 1,75 paginitas por día.

Más allá de la capacidad de leer y escribir maratónicamente que por lo visto se intenta inculcar en los niños y adolescentes, nos encontramos ante un desafío que hace temblar al mismísimo Míster Paraguay. Con tantos libros y cuadernos, la mochila pesa tanto como el pobre niño.

EL VICIO DE COLABORAR

Una mamá, que hasta ahora estaba calladita, se manifiesta en contra del afán de recaudar de la escuela. Todo es colaboración: el Día de San Piquicho, la pollada pro techo del gallinero, la tallarinada solidaria y las mil excusas para juntar fondos. Y para colmo, remata la señora, todo el tiempo piden trabajos en grupo. ¿Qué sé yo qué clase de padres tiene el compañerito de mi hijo? ¿Cómo dejarle que vaya a la casa de un desconocido donde ni siquiera sé si hay un adulto responsable o si el adulto a cargo es un pedófilo?

El tiempo transcurre ameno, y al final del brushing, te quedan las mil y una dudas. Con tantos libros y cuadernos, ¿qué aprenden los niños?; con tanto UPD y colaboraciones, ¿cómo se practica la solidaridad?; en este mundo de cambios, ¿cómo se enseña creatividad y no sobrevivencia?

Y al final le das la razón a Rousseau, quien en el Emilio, o el Tratado de la Educación, que escribió hace 200 años, dijo: “Todo degenera en las manos del ser humano”.