Hermógenes Rojas Silva, al estudiar en el Uruguay, pudo adquirir otra manera de ver la historia, la educación y, sobre todo, el proceso político que vivió nuestro país en los últimos años del siglo XX.
Uruguay, que evidenciaba un ritmo cultural muy superior al nuestro, ofreció mayores posibilidades para que pudiera acceder a cientos de títulos de libros, asistir a buenas obras de teatro, películas y, sobre todo, a desarrollarse en un ambiente de intenso debate político entre los dirigentes de los partidos.
De regreso a nuestro país, en 1923, incursionó en la docencia. En Villarrica y en la Capital se dedicó a formar a los alumnos con los criterios asumidos en el Uruguay y en el seno familiar.
En 1929 ingresó a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Aunque recién pudo terminar su carrera en 1946, nunca dejó ?decía en sus clases años después?, de leer, estudiar y estar al tanto de lo que acontecía en el país y en el mundo. Asiduo lector de los escritores de moda, no dejaba de interiorizarse por las nuevas teorías que iban influyendo en el mundo de las ideas y que representaban nuevos horizontes para entender la realidad cotidiana y los fenómenos sociales.
La Guerra del Chaco, que tuvo como primera víctima a su hermano, Adolfo Rojas Silva, sumada a otros acontecimientos de tinte político, como la revolución de 1936, la muerte de Estigarribia, la dictadura de Morínigo, fueron algunas de las causas que determinaron que recién en 1946 pudiera terminar su carrera de abogado, cuando contaba con 38 años de edad. Durante el conflicto chaqueño, actuó como oficial de reserva conquistando la Cruz del Chaco y con la Cruz del Defensor. Desarrolló muchas conferencias sobre historia del Paraguay, lo que le permitió ser incorporado a la Academia Paraguaya de la Historia.