06 may. 2024

Tevegó

Este 27 de enero se recuerda 210 años de la fundación de la colonia Tevegó, un lugar al que se menciona en Yo el Supremo, del Premio Cervantes Augusto Roa Bastos. Su establecimiento fue ordenado por la Junta Superior Gubernativa el 27 de enero de 1813 y llevado a cabo con familias pardas que componían la parcialidad de Tabapy.

  • Rodrigo Cardozo Samaniego
  • Historiador

A Tevegó se lo menciona en Yo el Supremo; en su página 23 y 24 trae una conversación referente a dicho lugar y que dice así:

“¿De qué me hablabas, Patiño? De la gente del pueblo del Tevegó, Señor. Cuesta mucho ver que los bultos no son piedra, sino gente. (…) Porque esos bultos al fin y al cabo no viven como cristianos. Deben tener otra clase de vivimiento. Gatean parados en el mismo lugar. Se ve que no pueden levantar las manos, el espinazo, la cabeza. (…) No hay ruido ni viento. Grito de hombre o mujer, llorro de criatura, ladrido de perro, la menor seña. (…) El pueblo iba oscureciendo como si adentro ya estuviera creciendo la noche, y era solamente que la sombra se volvía más espesa”.

Uno de los emprendimientos más importantes para sostener la defensa del norte fue la fundación del citado pueblo o colonia “Tevegó”, su establecimiento fue ordenado por la Junta Superior Gubernativa el 27 de enero de 1813 y llevado a cabo con las familias pardas que componían la numerosa parcialidad de “Tabapy”.

La fundación de una colonia más al norte de la “Villa Concepción” había sido aconsejada por el Cabildo luego de la ocupación y reconquista del “Fuerte Borbón”.

Como los pardos de la estancia “Tabapy” habían solicitado un año antes salir a fundamentarse en el pueblo de “Añagatí” correspondiente al pueblo de indios de “Itá”, o en otro que se les proporcione, el Cabildo de Asunción y la Junta Superior Gubernativa decidieron enviarlos a establecer una colonia hacia la frontera norte.

Se eligió para el establecimiento el paraje de Tevegó ubicado entre la Villa Concepción y el río Apá sobre la costa del río Paraguay, a 120 leguas de Asunción, en el antiguo emplazamiento de la reducción de guaraná-terenoés llamado “Nuestra Señora de Revelación de Tevegó”.

La función primordial de Tevegó fue el resguardo de la Villa Concepción y la pacificación de la frontera asolada en ese momento con bastante recrudecimiento por los mbayas y angaité-sanapanás que tenían establecido el puerto Michi en la margen izquierda del río Paraguay.

La colonia se inició con 40 colonos quienes edificaron las casas-habitaciones para las familias que fueron enviadas, posteriormente, los primeros pobladores se mantuvieron con los productos de las chacras dejadas por los indios guanás y el ganado vacuno y caballar de los mbayaes-chanés belenistas.

A pesar de que los documentos informan que los individuos de Tabapy, se resignaron gustosos y voluntarios al traslado marchando con buena voluntad, una vez establecida la colonia hubo numerosas deserciones y gran descontento entre la población. Esta resistencia a permanecer en la colonia se debió a las condiciones imperantes en la misma: La inseguridad extrema motivada por los ataques indígenas, el aislamiento de la aldea y la escasez de víveres, ropa y armas para una defensa apropiada.

Ante las noticias desastrosas provenientes de Tevegó, los pardos de tabaco mostraron su resistencia al traslado a la nueva colonia. Posiblemente debido a esta renuencia el doctor Francia ya dictador, principio el envío de criminales como pobladores, a quienes se le conmutaba la pena de muerte, prisión o azotes por el confinamiento temporal o perpetuo en la colonia que se convirtió de esta forma en el receptáculo de la escoria de la población del país.

En 1816, cuando aminoró un tanto la hostilidad de los indios, el dictador ordenó el envío a Tevegó de las familias restantes de Tabapy.

Inicialmente la población de Tevegó contó con 204 pardos y 55 milicianos, pero a los 3 años se reveló la tropa, sustituyéndola por 18 urbanos procedentes de la Villa Concepción. Los pardos de la colonia bajo el mando de estos urbanos fueron divididos en grupos o partidas que servían en los piquetes durante un mes, periodo que fue extendido posteriormente ante la necesidad de prevenir los asaltos sorpresivos de los indios.

La zona de Tevegó era inhóspita, cenagosa y escasamente poblada. Sus habitantes vegetaban en la desidia, esperanzados en la ración de carne que el Gobierno les proveyó hasta 1816. En esa fecha en vista de su holgazanería se les redujo dicha ración a dos reses destinadas a los párvulos y enfermos. En su antigua comunidad de Tabapy, estos pardos no recibían ración alguna porque trabajaban para la comunidad del Convento de los Dominicos, en pago del terreno en que vivían, pero una vez trasladados a Tevegó se volvieron indolentes, confiados en la manutención estatal. Además, los robos de ganado perpetrados por los mbayaes contribuyeron al gran decaimiento de la colonia y mermaron la moral de sus habitantes.

En 1817 la situación general empeoró nuevamente y el doctor Francia ordenó el retiro de los peones yerbateros de la zona norteña y el envío de indios o pardos libres de Tevegó en lugar de criollos para trabajar en los yerbales. Esta circunstancia acrecentó el debilitamiento de la colonia.

Tevegó fue destruida finalmente por los mbayas y despoblada en 1823, pues a la amenaza indígena se sumaron la incapacidad de las autoridades y la ineficacia de la tropa para defender a la población, asaltada cautivada y asesinada continuamente.

Desmantelada la colonia y quemadas las rancherías, las familias pardas bajaron a establecerse en la Villa Concepción. Fueron distribuidas por orden del doctor Francia en los partidos y en la campaña de la Villa (la gran mayoría en el paraje conocido como Zapallar –hoy Requejo– distrito de Belén), ya sea en viviendas separadas, si tenían capacidad económica para construirlas o agregadas a las casas de los vecinos de la Villa si eran insolventes.

Hubo entre la Villa Concepción y la colonia Tevegó una interacción de apoyo y defensa. La villa aportó innumerables auxilios a la colonia y esta a su vez, sirvió de barrera defensiva hasta que su permanencia se hizo insostenible.

La Villa Concepción siguió decayendo y la necesidad de repoblar la zona norte obligó al Gobierno consular de Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso a ordenar la repoblación de la colonia de pardos de Tevegó, que se llevó a cabo en 1842 con el nombre de Villa del Divino Salvador.

Esta vez se la ubicó a 100 leguas de Asunción y 20 de la Villa Concepción, siempre sobre la margen oriental del río Paraguay.

La refundación estuvo a cargo de una expedición de 103 pardos e indios acompañados de números de tropa. Al poco tiempo la colonia recibió un nuevo flujo de pardos de Tabapy e indios provenientes de los pueblos sujetos al régimen de las comunidades. En esta ocasión fueron enviados 3 tipos de colonos: Familias pardas relativamente bien constituidas; soldados encargados de la defensa y personas de dudosa condición moral tales como ladrones, asesinos y mujeres de mala vida.

La Villa del Divino Salvador tuvo un crecimiento inicial relativamente elevado, pero decayó posteriormente a causa de la inseguridad habitual reinante en la frontera. De cualquier manera, pese a su declinación fue un bastión que se mantuvo firme en defensa del territorio nacional, secundando la labor de la Villa Concepción en cuanto a colonización y defensa se refiere.

Uno de los emprendimientos más importantes para sostener la defensa del norte fue la fundación del citado pueblo o colonia Tevegó, en el año 1813.

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