Nolan analiza una vez más un tópico central en sus filmes: El tiempo. Esta vez, de manera más abierta que en Memento y El Origen. Para esta pieza, su director utilizó e integró todos los elementos técnicos y humanos a su disposición, y el resultado solo puede ser descrito como arte.
La trama sigue al protagonista sin nombre, miembro de la organización Tenet, en un viaje atrás y adelante en el tiempo para evitar una catástrofe. Así como para comprender algunas novelas las leemos una y otra vez, esta cinta requiere reflexión y tiempo para ser apreciada con justicia.
Tras la llegada del Covid-19, los servicios de streaming son uno de los refugios de gran parte de la sociedad. Podemos acceder a cualquier cinta desde el celular y otros dispositivos. Esto plantea un dilema: ¿Para qué ir al cine, especialmente cuando es un riesgo? En el estreno de Tenet en una buena sala de Asunción, a las 20:10, encontré seis personas, y la respuesta a esa pregunta.
El soundtrack lleva el sello de Christopher Nolan, atravesando escenas para realzar a través de su intensidad y volumen las emociones que busca transmitir, y que solo pueden ser apreciadas plenamente con un sistema de la calidad de un salón de proyecciones. Su fotografía fascinante y sus efectos especiales merecen ser vistos en la pantalla grande. El nivel de las actuaciones de John David Washington, Elizabeth Debicki y Robert Pattinson es sobresaliente.
Nolan nos presenta un rompecabezas, como un cubo de Rubik de 4 dimensiones, con énfasis en la cuarta. Para asimilarlo y disfrutarlo, necesitamos concentración y la atmósfera maravillosa que existe sólo en cines. La satisfacción de terminar de armarlo probablemente lleve más de una función. Pero, vale la pena.