El presidente brasileño, Michel Temer, cuya impopularidad es récord para un jefe de Estado en las tres últimas décadas, escuchó continuos abucheos al encabezar, por última vez, el tradicional desfile militar en Brasilia, con el que Brasil conmemora el día de su independencia.
Temer, que asumió la presidencia en agosto de 2016 tras la destitución de Dilma Rousseff, de quien era vicepresidente, entregará el cargo en enero próximo al vencedor de las elecciones presidenciales del 7 de octubre próximo.
Según los últimos sondeos, la popularidad del actual gobernante no supera el 4%, la más baja para un presidente desde que Brasil recuperó la democracia en 1985, y la intención de voto del candidato presidencial de su partido, el ex ministro de Hacienda Henrique Meirelles, se limita al 2%, lo que lo ubica como el octavo en la lista de favoritos.
Como solo le quedan cuatro meses de mandato, su participación en el desfile de este viernes fue la última en el que es considerado como mayor evento patrio en Brasil y al que los jefes de Estado acostumbran acudir en automóvil descubierto para poder recibir los aplausos del público.
Pero como ocurrió en los dos últimos años, el impopular gobernante se abstuvo de usar el Rolls-Royce convertible de la Presidencia. efe