19 abr. 2024

Susana Gertopán: “No se puede escribir si uno no lee”

En esta entrevista, Susana Gertopán, ganadora del Premio Nacional de Literatura 2021 por su novela “La casa de la calle 22", nos habla de su infancia, sus abuelos y su primera obra.

“Todas mis historias son intimistas, existencialistas, a mí me preocupa la angustia de la existencia”, refiere Susana Gertopán.

“Todas mis historias son intimistas, existencialistas, a mí me preocupa la angustia de la existencia”, refiere Susana Gertopán.

  • Brigitte Colmán
  • brigitte-colman@uhora.com.p

¿Podemos hablar de sus primeras lecturas?

–Siempre insisto, el escritor necesita inspiración, la capacidad para poder escribir, que ya es innata, pero también necesita de otros escritores. Porque no se puede escribir si uno no lee. Porque la lectura te enseña y además te inspira. Yo, por ejemplo, tengo mis personajes, tengo mi historia, necesito saber cómo manejan otros, conocer la técnica y de ahí me inspiran sus técnicas, sus maneras, aprendo. Desde muy chica tuve contacto con libros, como objeto, sin que nadie me impusiese.

Antes no te leían de noche cuentos en la cama, después vino esa moda de leer los cuentos; para mí siempre el libro ejerció como una seducción, siempre despertó una extrema curiosidad, de por sí yo soy exageradamente curiosa.

El libro fue primero como un objeto de observación, y después ya fue un acompañante. La lectura me captó, leía Corazón, de Edmundo de Amicis, cuentos de Singer. Vos no te ibas a una librería a comprar libros, así que mis amigas me prestaban. No me gustaban los libros de historia ni los libros de aventuras. Siempre me gustaron los libros de vida, que contaban de la vida.

–¿Cuándo comenzó a escribir?

–Yo empecé a escribir cuando me alfabeticé. A los 11 años escribí una novela, sería un cuento largo, era la historia de una familia que vivía cerca de mi casa.

–¿Y qué pasó con esa primera obra?

–Aquel cuento largo desapareció.

–¿Cómo fue su infancia?

–Yo pasaba mucho tiempo con mis abuelos, tuve suerte con mis cuatro abuelos que eran inmigrantes, ellos tenían otro idioma, otra cultura, otra comida, los paternos eran de Moldavia, ella era de Rusia, de Odessa; y los maternos eran de Lituania, de Vilna. Vivir rodeada de gente diferente al resto también fue una inspiración.

Ellos vivían en la trastienda, acá de Pettirossi, tienda Don Mario, vendían género y ponchos en invierno, pantalones y camisas. Yo pasaba mucho tiempo con ellos, era un departamentito, pero era como vivir en otro país; y en todas mis novelas se ve eso, por ejemplo, El callejón oscuro es sobre Pettirossi; o como mi primera novela, Barrio Palestina, hace casi 30 años, es la primera publicada.

–¿Tiene algún ritual? Los escritores suelen tenerlos.

–Yo necesito empezar a trabajar en la mañana temprano, me levanto temprano, mis abuelos me educaron dentro de una estructura bastante rutinaria, y además me gusta la mañana temprano, no me gusta la noche, esa es mi única condición, que me tengo que levantar temprano. Preparo el desayuno, hago lo que tengo que hacer en la casa, le doy de comer a mis perras, riego mis plantas, ya las siete menos cuarto empiezo, y lo que me lleve el día. Puedo terminar a las 16:00 o a las 21:00, pero nunca puedo empezar mi día trabajando en la literatura a la tarde, por ejemplo.

–¿Cómo es el proceso de escribir?

–No sé, pero siempre estoy escribiendo. Yo termino una novela y ya empiezo otra.

Por ahí veo algo que me llama la atención, puede venir de que estoy leyendo un libro, una situación mía o un recuerdo. La novela que ahora estoy escribiendo es primera vez que me pasa esto, es la número 13, y nunca me viene primero el título, cuando termino aparece el título. Esta vez no, estaba viendo una película y después estaba pensando en mi edad, en la situación de pareja y... ¡pum!, me apareció el título. Así que me levanté, desayuné, prendí la computadora, escribí el mes y puse el título, y a partir de ahí está yendo bien. Estoy investigando muchísimo…

–¿Cómo es su obra?

–Todas mis historias son intimistas, existencialistas, a mí me preocupa la angustia de la existencia, por eso estoy en contra de esos libros de autoayuda, o de esos que en las redes te dicen cómo podés ser feliz en tres días. A mí me preocupa el dolor de la existencia, el intimismo, el personaje, por ejemplo, en esta novela ganadora si bien hay una historia personal aunque no es referencial, en el fondo es una totalmente existencialista. La búsqueda de una mujer madura harta de todo que se va a buscar su libertad.

–¿Qué le gusta leer ahora?

–A mí me gusta la literatura de finales del siglo XIX y del siglo XX; por ejemplo, me gusta la literatura japonesa, Kawabata; después, los rusos, me gustan mucho también, y los franceses y su existencialismo. Marcel Proust me gusta mucho, también los portugueses, y Faulkner, Hertha Müller, Martin Gaite, Arguedas, Leopoldo Marechal y Pamuk.

–¿Qué le falta a la escena literaria?

–Yo empecé yéndome a la casa de Óscar Ferreiro y Ana Iris, la casa sin puertas, los sábados, eso era algo interminable y maravilloso, y después estaban las reuniones en el San Roque con Appleyard y también el Pen Club, y los talleres con Carlos Villagra Marsal y con Nila López; y Hugo Rodríguez-Alcalá con su taller de cuento breve. Pero ya no hay tertulias donde se divagaba, y todo era una inspiración. Extraño mucho las tertulias literarias que antes había y los talleres literarios, ahora no hay casi interlocutores. También me falta un país donde pueda irme a las bibliotecas, una ciudad donde pueda ir a comprar libros, donde haya librerías, y caminar y entrar en esas librerías antiguas, con olor a libro.

–¿Un mensaje para terminar esta entrevista?

–Mi gratitud a este premio que me despierta solamente gratitud y cosas buenas, y mi reafirmación de que mi editor es una persona que entiende la condición del escritor, cosa que no es fácil porque tenemos nuestras neurosis, nuestros tiempos y necesidades, Javier Viveros lo entendió.

Y, sobre todo, la devolución de mis hijos, es lindo el cobertor afectivo; si no con quién compartir sino con ellos. El reconocimiento que ellos me dieron es lo que el premio me dio, el reconocimiento de mis hijos y también de mi país.

Hoja de vida
Susana Gertopán: Nació en Asunción, en 1956. Sus cuentos fueron publicados en antologías y revistas paraguayas y del extranjero.
Obras: Es autora de novelas como Barrio Palestina, El nombre prestado, El retorno de Eva, El otro exilio, El equilibrista, El guardián de los recuerdos, El señor Antúnez, entre otras.

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