El transporte de pasajeros es uno de los servicios más importantes para el bienestar de la población.
La calidad del servicio en términos de su recorrido, puntualidad y periodicidad permite a las familias movilizarse a los centros educativos o de salud, a los trabajadores elegir mejores empleos o dirigirse a sus lugares de trabajo, a la juventud disfrutar actividades de esparcimiento y deportes, a las personas adultas mayores a no aislarse, entre otras acciones imprescindibles para la calidad de vida.
Su costo tiene un alto peso relativo en el total de la canasta familiar, por lo que contar con pasajes baratos y una buena interconexión entre los diferentes trayectos y empresas les permite a los hogares ahorrar y tener más recursos para satisfacer otras necesidades elementales.
Un componente muy importante de la política de seguridad ciudadana se encuentra en este servicio, ya que un sistema de transporte que funcione adecuadamente garantiza horarios predeterminados y paradas iluminadas, lo cual reduce la incidencia de la delincuencia.
Todos estos resultados positivos a nivel micro se trasladan al ámbito macro. La economía se beneficia con mayores niveles de eficiencia y productividad, se reduce la contaminación ambiental, aumenta el tiempo disponible con la familia, para la recreación, actividades comunitarias, deportivas, culturales, entre otros aspectos que contribuyen con el bienestar sicológico de las personas.
En definitiva, un buen transporte público beneficia a toda la sociedad y no solo a quien lo utiliza, por eso en la mayoría de los países desarrollados este servicio está a cargo del sector público aunque sea proveído por el sector privado.
Los subsidios constituyen uno de los mecanismos utilizados por el Estado para reducir costos al consumidor, desincentivar el uso de vehículos, garantizar la provisión de servicios con tramos poco redituables, entre otros. Todos estos objetivos contribuyen finalmente a aumentar la calidad de vida de la población y la eficiencia de la economía y reducir las desigualdades.
Paraguay debe analizar y evaluar el subsidio a los transportistas. La ciudadanía tiene dudas sobre el cumplimiento de las condiciones establecidas en los contratos. Pero además es necesario considerar otras opciones. Además de saber si el mecanismo funcionó tal como se esperaba, el Gobierno debe poder comparar con otras opciones de política de manera a elegir la más eficiente y sostenible en el tiempo.
Los subsidios son recursos públicos financiados con impuestos, lo cual exige a las autoridades el máximo cuidado y transparencia en la gestión.
La transparencia, además de informar acerca de cuánto le cuesta al país, implica poner a disposición de la ciudadanía los argumentos que justifican la continuidad de la estrategia. Este Gobierno tiene muchos años por delante, por lo que debe asegurarse de que lo que va a continuar tiene justificación económica y social a favor de la ciudadanía.