En aquel otoño de 1979 él era joven y vigoroso, ávido de escalar posición bajo la gracia del dictador Stroessner, cuya figura reivindicaba y cuyo régimen defendía contra algún atisbo de disidencia o cuestionamiento. Se alistó en las cruzadas que consideraba necesarias para combatir a cualquiera que oliera a crítica, marxismo o democracia y militó decididamente en la plataforma local de la Liga Mundial Anticomunista que provocó cientos de miles de persecuciones, detenciones ilegales, secuestros, torturas y muertes a lo largo y ancho del planeta. A nivel local, tuvo su más criminal expresión en la plataforma denominada Operativo Cóndor, de cacería, intercambio y desaparición de opositores a las dictaduras sudamericanas. Una internacional de la muerte.
Jamás se arrepintió. Nunca depuso su actitud rayana al nazifascismo y hasta hoy desdeña cualquier crítica o repudio. Sigue pensando que hizo bien y que salvó a la patria de su destrucción en manos del cuco del comunismo apátrida y ateo, fiel a los dictados de EEUU en el marco de la Guerra Fría. Fue un hijo mimado del dictador. A su sombra ocupó cargos relevantes desde temprano en el Ministerio de RREE. Colaboró en la identificación y persecución de opositores, según los documentos que exhiben las víctimas de la dictadura.
Hoy es canciller; y el martes el Gobierno español le otorgó la condecoración máxima de la Cruz de la Orden Isabel La Católica por su contribución a la hermandad de naciones. El mismo Estado que en el 2011 distinguió al sacerdote español Bartomeu Melià con el premio Bartolomé de Las Casas por su lucha y defensa de los indígenas contra la dictadura stronista. Un cura perseguido y expulsado en 1976 por Stroessner y en cuya tarea de identificación ayudó el actual canciller, según denuncian organizaciones de DDHH.
Anteayer, previo al acto de reconocimiento, el canciller participó de un debate en Madrid. Sin rubor, dijo que contribuyó a la democratización del Paraguay; que participó activamente en la disidencia contra el dictador, su padrino desde los años mozos.
Dos años antes (1987) de la caída de la dictadura (1989) se había alejado de RREE porque dejaba de tener respaldo político. Durante los 17 años anteriores sirvió al Ministerio de Stroessner y a la causa de la dictadura. Ahora, elípticamente, se autorreferencia como uno de los padres de la democracia paraguaya.
Como decimos por estas tierras, továko oî ajúra rehe.
España y su Gobierno, que demuestra una pendular actitud que recuerda a la más rancia bipolaridad, brinda penosos ejemplos al mundo con estas condecoraciones. Homenajea y distingue a perseguidos y persecutores como si se trataran de la misma calidad de persona. En el fondo es como dar un premio al dictador Stroessner o por lo menos a un pedacito de él.