Para ello, se plantea un cambio de actitudes sobre cinco dimensiones que configuran una inédita transformación al interior de la estructura eclesial tradicional.
Lo que marcará un antes y un después dentro de la iglesia, tal cual se la conoce, es la “conversión sinodal” que contempla la posibilidad de que mujeres, líderes nativas en este caso, sean las responsables de llevar la eucaristía a las poblaciones amazónicas.
En esa línea, cobra realce otra figura, la del diaconado permanente. Es decir, que los varones casados puedan ser ordenados sacerdotes para llevar el evangelio a los pueblos de esa extensa región.
“El Sínodo ha recogido todo un clamor de un organismo que se llama Red Eclesial Panamazónica (Repam). Ellos hicieron un mapeo de toda la problemática, tanto ecológica como también la realidad de los indígenas. Y en la asamblea hemos escuchado muchísimas voces de mujeres, quienes nos dijeron la importancia de la mujer en la Amazonia”, afirmó monseñor Edmundo Valenzuela, arzobispo de Asunción, quien integró el equipo de obispos encargado de redactar la propuesta durante la asamblea Especial del Sínodo de los Obispos sobre la Región Panamazónica, desarrollada en Roma del 6 al 27 de octubre.
“Por eso se propone ir trabajando para que algunas de ellas sean dirigentes religiosas de sus respectivas comunidades donde faltan sacerdotes”, expuso al señalar que hoy hay 20 mujeres indígenas consagradas en la orden salesiana.
A su vez, desde la Repam se piensa en una estructura capaz de crear seminarios para la formación de diácono permanente para indígenas y para sacerdotes indígenas. “Ahí salió el tema de los sacerdotes casados para estos lugares tan abandonados”, refirió.
Valenzuela indicó que obispos y vicarios apostólicos de la zona “claman que esas comunidades son abandonadas por la eucaristía”. Reciben la comunión “una vez al año o una vez cada dos años”, dijo.
Por lo que, pasar de la “pastoral de visita” a una de permanencia, “nos orienta a que se pueda instituir sacerdotes casados que previamente hayan sido diáconos permanentes, que manifiesten liderazgo religioso y social y fidelidad matrimonial”, enumeró.
Todo esto –aclaró– estará sujeto a lo que decida el Papa en el documento post-sinodal. Además, cree que la propuesta amerita un “sínodo especial sobre diáconos casados”.
CELIBATO. Para el arzobispo, este cambio no pone en entredicho al celibato en la vida sacerdotal. “No se duda del sacerdocio celibatario. Esto es un don del Señor, una adquisición de la iglesia durante muchos siglos. Pero en lugares de mucha necesidad donde no hay posibilidad de estar presentes los sacerdotes y con un determinado proceso de formación y con un permiso que el propio obispo pida a la Santa Sede, podrá ir preparando a estos diáconos permanentes para la ordenación sacerdotal”, expuso. Esto garantiza “no solo la presencia de la eucaristía, sino también la confesión y el sacramento de la unción de los enfermos”. Aparte de este giro conciliar, otros de los ejes planteados hace alusión a la conversión integral, pastoral, cultural y ecológica.
La última cumbre de obispos, en Roma, se constituirá en un punto de inflexión en la Iglesia Católica: La propuesta sinodal prevé que mujeres y varones casados puedan ser curas en la región amazónica.