Dominó el juego, no convenció, pero ganó, y al final eso es lo que importa. Las frías estadísticas dicen que Libertad alcanzó la cima de la tabla de posiciones merced a un triunfo, que si bien no fue claro, tampoco estuvo en peligro durante casi todo el partido.
Ganó, pero no tuvo chispa, dominó, pero no pesó en el área con la fuerza necesaria para convertir en gol todas las llegadas que tuvo.
En Libertad ayer hubo miedo al arco, o mejor dicho a rematar al arco y por ello no sacó mejor rédito del dominio. El primer tiempo fue un monólogo del dueño de casa, ante un rival que no tenía con qué para pesar arriba y dependía en demasía de lo que podía generar Emilio Ibarra, que ayer estuvo más custodiado que un jefe de Estado.
Pasados. Sí, pasadísimos fueron la mayoría de los centros que enviaban desde ambas puntas, tanto Marín como Damiani, para un solitario Rodrigo López que vio pasar los globos enviados desde las puntas.
Otro cuestionamiento, ¿por qué un solo delantero?, cuando en la zona media, en controlar al Ancho era suficiente y David Villalba en punta, simplemente no existía.
Y cuando creíamos que una vez más se perdía una acción sobre el área grande, apareció la genialidad de Guiñazú, para –teniendo la posibilidad de rematar al arco– meter un globo perfecto para Martínez, quien se metió como un fantasma. La mató con el pecho y la mandó a guardar de derecha. “Buenas noches”, dijo... y a festejar.
con luces. En el complemento se vio lo mejor. Tacuary tuvo lo suyo como para empatar, pero si no lo hizo fue por su propia inoperancia, y no por que el rival se lo imposibilitó.
Ibarra gestó la mejor acción del partido a los 27’. De aire le pegó a un balón que salía del área, pero encontró a un Pipo González bien ubicado, quien simplemente se lució para desviarlo al córner.
mayoR poder. Markarián se dio cuenta de que podía arriesgar más y, además de adelantar a las líneas, puso a Gamarra para acompañar al Ro-Ro.
El efecto fue inmediato; Libertad retomó el control del juego, y puso en jaque a la ya desordenada última línea de Tacuary. El Toto y el Ro-Ro se juntaron para el gol tranquilizador, que solo llegó a tres del final. El centro fue preciso, López se elevó y con los ojos bien abiertos la puso al palo izquierdo de Silva. Gol, victoria, tres puntos y punta.