Las serranías de Tobatí, con sus moles pétreas, figuras imaginarias impregnadas en las rocas, conforman un paisaje con tinte y aire prehistórico.
Uno al otear la magnitud –y observar detalladamente los vericuetos rocosos, sus trazados y conformaciones de figuras que el paso de los tiempos ha cincelado a lo largo y a lo ancho de esa plataforma petrificada– parece ser que las serranías de Tobatí quieren hablarnos de siglos.
Es como si quisieran mostrarnos de manera silenciosa los hechos y misterios del tiempo, que a su paso han esculpido como imaginarias figuras, cuevas, túneles que los lugareños acomodan a su creencia, presunciones arropadas de misterios, leyendas y cuentos.
Subiendo y caminando por esas serranías, uno puede contemplar una naturaleza que nos habla de siglos, de un pasado de misterio, de creencias y leyendas que persisten y que parecen querer decirnos con sus figuras trazadas, sus profundidades y sus más variados vericuetos la magnitud del tiempo y la naturaleza.
En el ámbito turístico, las serranías de Tobatí invitan a la quietud, a la observación, al descanso y a la admiración de legendarias cuevas, pasajes, túneles y otras novedades que nos regalan esas serranías con su silencio de siglos.
Entre lo hermoso y lo natural que se tiene en las serranías de Tobatí, resaltan lugares donde se observan rocas arqueadas en la altura, desde donde se tiene un panorama visual magnífico y como telón de fondo una exuberante vegetación.
Además, entres estas milenarias rocas existen lagunas, saltos, chorros y miradores, que sin lugar a dudas su naturaleza y su conformación atrapa el interés y la admiración de las personas que suben el cerro en busca de distracción, curiosidad, relax y un contacto pleno y total con la naturaleza.
Desde el cerro de Tobatí, el paisaje nos regala un bello e incomparable rincón natural con un entorno milenario, pletórico de misterio, creencias y leyendas que encierran en su silencio la inmensidad de esas obras erguidas enhiestas dentro del conglomerado de las serranías de la ciudad de Tobatí.