Vucic indicó anoche en una entrevista a la televisión pública RTS que se esperan “numerosos problemas después del 15 de septiembre”, fecha en que entra en vigor en Hungría una nueva ley que declara como delito el paso ilegal de la frontera húngara, con penas de hasta tres años de cárcel.
Hungría también ha advertido de que empezará a aplicar un proceso acelerado para tramitar las solicitudes de asilo, y quien no reciba ese estatus será devuelto a Serbia.
“No quiero asustar a nuestro pueblo y lloriquear como algunos otros que van por Europa y se quejan, piden. Creo que nuestro Estado tendrá fuerza para luchar con este problema”, indicó el primer ministro serbio.
Serbia es un país de tránsito y se encuentra en la llamada “ruta balcánica” por la que pasan los inmigrantes de Oriente Medio y otros países hacia Hungría y el resto de la UE, sobre todo Alemania y Estados occidentales y escandinavos.
Vucic indicó que se ha registrado unos 130.000 inmigrantes y refugiados que han pasado por Serbia en lo que va de año, y que el jueves entraron en el país balcánico 5.540 personas.
Señaló que los refugiados no representan ninguna amenaza para Serbia, y pidió a los ciudadanos que les den un buen trato.
“Dejad al Estado que haga su trabajo y estarán contentos los que llegan”, declaró Vucic, y criticó cualquier intento en Serbia de protestar contra la llegada de la oleada de refugiados.
Vucic recordó que Serbia no está dentro de las cuotas de reparto de los refugiados propuestas por la Comisión Europea, pero que está dispuesta a asumir su parte de la responsabilidad.
La mayoría de los refugiados entran en Serbia desde Macedonia a la pequeña localidad de Miratovac, donde se ha instalado un campamento con tiendas para primeros auxilios, y en el que, según la emisora RTS, esta mañana se encuentran unos 1.000 refugiados.
RTS indicó que para hoy se espera la llegada de otros 4.000.