29 oct. 2025

Ser y hacer: Protagonistas de la ética 365

“Pecadores sí, corruptos no”. Esta frase me interpela desde que el papa Francisco la dijera, en noviembre de 2013. Y me hace reflexionar los 365 días del año sobre la importancia de no tener una “doble vida”, de aceptar que todos podemos equivocarnos, pero que la recurrencia intencional en decisiones o esquemas no éticos hace que nuestro testimonio construya escenarios no deseados.

Sin duda que estén alineados el pensar, sentir y actuar de nuestra persona en pos de la dignidad humana y el bien común es un desafío permanente, más aún en un mundo que refuerza actitudes egoístas y antivalores en muchos ámbitos, donde las empresas no están exentas.

En este sentido la incidencia, oportunidad y responsabilidad que tenemos los empresarios, ejecutivos y emprendedores de crear y transformar espacios dentro del marco de la ética es muy relevante, promoviendo que clientes, colaboradores, proveedores, el Estado y por ende la comunidad puedan adherirse a principios, valores y conductas que orienten el respeto, la colaboración, la responsabilidad, la transparencia en la misión conjunta de generación de trabajo digno, decente y formal.

No se trata solo de “ser” en un fuero personal y privado, sino de “hacer”, obrar en consecuencia y coherencia con nuestros valores cristianos. Es allí donde nuclearnos en una asociación como ADEC permite inspirarnos, impulsarnos, hacernos crecer y fortalecer, a la vez de conocer mejores prácticas, soluciones eficaces y avivar la convicción y esperanza de que existen personas y organizaciones que cosechan éxito y mantienen sus principios y valores de manera sólida y sostenida.

El mundo empresarial, así como nuestra sociedad, va cambiando constantemente. En un mundo globalizado como en el que hoy vivimos, la ética empresarial constituye una manera de hacer negocios, un código común a las organizaciones que apuestan a la sostenibilidad, independientemente de su creencia u orientación espiritual. Trae aparejados algunos beneficios como el “capital” de confianza y valor compartido; marca empleadora e imagen reputacional, clima laboral interno y atracción de inversiones u oportunidades, menor índice de contingencias, riesgos y controversias.

Cercanos a la Semana Santa y a decisiones nacionales importantes es momento propicio para recordar que somos cristianos 24 horas. Construimos una cultura ética cada día, en cada decisión: Lo que hacemos o no, lo que callamos o no. Tenemos, además, una responsabilidad personal como diría Don Bosco: de “formar buenos cristianos y honestos ciudadanos”.

Que el Espíritu Santo nos inspire y fortalezca para seguir construyendo una ética 365.