Esta actitud completamente irresponsable e inconsciente de un sector de la población ya no debe ser tolerada, porque pone en riesgo de manera criminal la salud de los demás, tal como lo han explicado en reiteradas oportunidades los profesionales médicos y las autoridades sanitarias.
No se puede argumentar que la desobediencia sea por desconocimiento, ya que, desde hace prácticamente un mes, en la mayoría de los medios de comunicación y en las redes sociales de internet no se habla de otra cosa que no sea la pandemia del coronavirus y la amenaza que ella representa. Son muchas las noticias, los avisos, las recomendaciones y las advertencias que a cada momento se comparten, explicando lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. El mensaje más claro y más firme, en castellano y guaraní, en todo este tiempo, ha sido: #QuedateEnTuCasa, #EpytaNdeRógape.
Hay que destacar que muchas poblaciones han acatado debidamente las medidas. Vemos a autoridades y habitantes de ciudades y pueblos que intentan protegerse y se han visto alarmados por la cantidad de excursionistas que intentaban llegar a sus territorios para pasar la Semana Santa y, en algunos casos, han debido recurrir a acciones extremas, como la que se dispuso en la ciudad de Ayolas, Misiones, donde han cerrado la ruta de acceso con montículos de tierra, sobre los que ubicaron como fúnebre símbolo disuasorio un ataúd.
Aunque existen excepciones en el decreto presidencial que permite la circulación de personas que garanticen servicios esenciales, se ha detectado que muchos avivados falsifican certificados de trabajo para poder evadir las barreras. Ante esta situación no queda otra opción que endurecer los controles y aplicar las penas previstas en la legislación, que van desde la detención de personas, confiscación de vehículos y hasta elevadas multas, de manera que sea un ejemplo para quienes quieran seguir jugando con la muerte.
Lo lamentable es que también autoridades que deberían dar el ejemplo incumplen las normas, como el caso de una diputada y una senadora, quienes viajaron al Perú cuando ya existían las restricciones. Ninguna de las dos legisladoras cumplió debidamente la cuarentena, y con su irresponsabilidad y prepotencia han puesto en riesgo la salud de muchas otras personas, tras haberse confirmado que una senadora se contagió con el Covid-19.
Por todo ello, hay que ser más severos con quienes ponen en riesgo la salud de los demás. No debemos permitir que el esfuerzo y el sacrificio que realiza gran parte de la ciudadanía se echen a perder por culpa de algunos inadaptados.