Lo mismo sucede en nuestras vidas –prosiguió–. Hay muchos cristianos que dicen que Jesús es Dios. Hay muchos sacerdotes que profesan que Jesús es Dios, muchos obispos... Pero ¿todos dan testimonio de Jesús? O ¿ser cristiano es... una forma de vida como cualquier otra, como ser hincha de un equipo? ¿O como tener una filosofía?..: “Yo observo estos mandamientos, yo soy cristiano, tengo que hacer esto...”. Ser cristiano, en primer lugar, es dar testimonio de Jesús. Y esto es lo que hicieron los Apóstoles: dieron testimonio de Jesús, y por eso el cristianismo se difundió en todo el mundo. Testimonio y martirio: es lo mismo. Se da testimonio en las cosas pequeñas, y algunos llegan a las grandes: a dar su vida en el martirio, como los apóstoles.
“Os diré esto solamente: ¿Queréis una parroquia perfecta? Nada de habladurías… Si tienes algo en contra de otro, vete a decírselo a la cara, o díselo al párroco; pero no entre vosotros. Esta es la señal de que el Espíritu Santo está en una parroquia. Hay otros pecados, todos los tenemos. Pero lo que destruye, como la polilla, una comunidad son las habladurías a la espalda”.
Y este es el testimonio que daban los primeros cristianos: “Cómo se aman, cómo se aman”. Amarse, por lo menos en esto. Empezad con esto. Que el Señor os de este regalo, esta gracia: nunca, nunca hablar mal el uno del otro.
(Frases extractadas de https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2017/01/15/hom.html).