La propuesta que vuelve a la Cámara Baja establece que el primer domingo de octubre se adelanta 60 minutos la hora, y el cuarto domingo de marzo se atrasa 60 minutos, y no se precisará de decretos.
La proyectista de las modificaciones, Blanca Ovelar, mencionó la oportunidad de convertir en ley, y consideró que el análisis para establecer el horario de verano fue parcial e incompleto.
Con documentación, que expuso ante el plenario, la senadora fue refutando lo que consideró “mitos” en relación al horario de invierno.
Negó que implicaría un mejor aprovechamiento de la luz solar, que es uno de los argumentos de los que prefieren el horario de verano.
Sostuvo que tampoco va a reducir la inseguridad, y que no se resuelve con retrasar el horario de entrada a los colegios, ni al trabajo.
Habló de su experiencia como maestra rural, y todo lo que implica para trabajadores y estudiantes del interior.
“Me sorprende que el MEC (Ministerio de Educación y Ciencias) no fue contundente. La mayoría de los niños no tienen transporte escolar, ni tienen a sus padres que los lleven”, refirió Desirée Masi.
“Estadísticamente, la inseguridad, en la calle, de noche, tarde-noche, cuando comienza a oscurecer, obviamente, se están dando hechos delictivos. Entendemos que eso se puede reducir si oscurece más tarde”, argumentó Stephan Rasmussen, a favor del proyecto de los diputados.
“También creemos que puede mejorar la calidad de vida. No es una cuestión citadina y urbana. Se puede tener una tarde más larga para el ocio, el deporte, para que la persona pueda disfrutar de la tarde, después del trabajo”, consideró el senador.
Finalmente, se llevó a votación y solamente 6 senadores aprobaron establecer el horario de verano. En total, se registraron 10 ausentes y el proyecto vuelve a Diputados.