Han pasado casi 71 años de la trágica muerte de don Julián Oviedo, que se registró una tarde del 26 de mayo de 1950. Se había convertido desde entonces en un santo popular, debido a los milagros que atestiguan los pobladores de la zona que conocen la historia de su fatídico deceso en un accidente a bordo de un autobús.
Velas, flores, carteles y numerosas placas con agradecimientos se encuentran en aquella muralla pintada de color celeste donde está el nicho, en la avenida Próceres de Mayo casi Ana Díaz, de la ciudad de Asunción, lugar donde perdió la vida don Julián.
Devotos visitan el sitio y muchos transeúntes pasan haciendo la señal de la cruz y constantemente se quedan a rezar dejando velas y flores en agradecimiento por los milagros concedidos por el santo popular. Con la crítica situación actual, muchos de ellos se encomiendan velando por sus familiares que se encuentran enfermos de gravedad por Covid y otras afecciones.
Según los testimonios de sus familiares y vecinos del lugar, el 26 de mayo de 1950, Julián Oviedo abordó la Línea 4 y estaba ubicado en el último asiento, el colectivo se detuvo en una parada y el camión que iba detrás embistió contra el bus donde estaba don Julián. El hombre salió despedido del micro y cayó en el empedrado; el camión que ocasionó el accidente retrocedió sin haberlo visto y le pasó por encima de la cabeza. El cerebro se esparció en la acera y las personas que se encontraban en ese momento enterraron sus restos en el mismo lugar donde falleció.
Lugareños comentan que son muchos los feligreses que vienen cada fin de mes y, sobre todo, los domingos para visitar el nicho y que en el día del cumpleaños del recordado don Julián, numerosos visitantes llegan desde distintos puntos del país para adornar con flores y limpiar el sitio.
Felicia Uriarte, vecina de la zona, comentó que su esposo Pedro Uriarte, por intercesión del santo popular, se pudo curar del cáncer. “Mi marido tuvo cáncer, se le había detectado un tumor maligno y tenía muchos problemas con la quimioterapia y luego él tuvo un percance en su trabajo y desde aquella vez empezó a tener convulsiones por el golpe que sufrió. Posteriormente mi esposo vino y se encomendó a él y yo le dije que tenía que ir a la iglesia a pedir eso y no en ese lugar, y él me respondió que hay que tener fe, que eso siempre es lo primordial. Mi marido fue y le pidió a don Julián ya no tener convulsiones”, relató.
MILAGROS
Felicia refirió que desde aquella vez, desde hace seis años, su esposo ya no convulsiona y se curó de la enfermedad. “Mi esposo siempre viene y le prende una vela y realiza oraciones porque asegura que mediante él ya nunca más tuvo convulsiones y pudo sanarse del cáncer. Él siempre se queda frente al nicho y hace su oración”, remarcó.
“Yo estaba en la bancarrota, me iban a sacar unos usureros mi negocio y no sabía qué iba a hacer, hasta que un día pasé por acá y le pedí solucionar mis problemas económicos y salir de la depresión en la que estaba entrando; orando todos los días pude mejorar mi situación económica. Estoy seguro de que él me ayudó”, es otro testimonio de Francisco Rodas, quien lo visita todos los domingos como agradecimiento.
Mi esposo siempre viene, le prende una vela a don Julián y realiza oraciones porque asegura que mediante él ya nunca más tuvo convulsiones y pudo sanarse del cáncer.
Felicia Uriarte, vecina del nicho de don Julián,
Mi hija se enfermó de coronavirus y le oré a Cirilo para que no agrave su cuadro, porque ya empezaba a tener síntomas, mediante eso ella no se internó y superó el Covid.
Evaristo Gómez, devoto de Cirilo Duarte.
Datos
71 años han pasado del trágico accidente vehicular que acabó con la vida del denominado santo popular Julián Oviedo, quien falleció cerca del Mercado N° 4.
98 años han pasado de la muerte del joven soldado Cirilo Duarte. Pese al tiempo transcurrido, la fe de los devotos continúa presente en la parroquia.
1923 año en que se produjo el deceso del soldado de la Crucecita, cuando se encontraba bromeando con su camarada y se disparó accidentalmente el fusil.