28 nov. 2025

Se deben cortar privilegios e impunidad de los funcionarios

Como revela una publicación de este diario, al menos nueve personas vinculadas a una funcionaria con cargo de coordinadora fueron contratadas bajo la denominación de “consultores” en un proyecto ejecutado por el Ministerio de Hacienda. Entre los contratados se encuentran un primo y amigos de la funcionaria y de su hermano, y la evaluación del desempeño de los mencionados está a cargo de la misma funcionaria amiga. Un caso más que muestra la impunidad con que se reparten los privilegios en la función pública.

El Estado paraguayo es considerado por determinados grupos políticos como su coto de caza exclusivo. Dentro de él se reparten las parcelas, se administran los proyectos, privilegios y también los favoritismos. El más reciente caso publicado por Última Hora es lamentablemente uno más en la larga historia de ignominia en la que ha caído el servicio público.

Un total de 41 consultores fueron incorporados a Hacienda en el 2021, dentro del proyecto “Evaluación de Impacto Social del Programa Adultos Mayores y Mejoramiento del Servicio”, implementado por dicha dependencia, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En la lista de 41 figuran un primo, amigos y hasta un compañero de fútbol del hermano de la coordinadora de Identificación y Selección de Adultos Mayores, Rosa Martínez Maciel; ella depende directamente del director de Pensiones No Contributivas.

Y si bien desde la Dirección de Pensiones No Contributivas aclaran que los consultores ingresan a través del PNUD, lo que aquí se cuestiona es la acción de favoritismo que ha permitido que estas personas, y no otras, fueran contratadas.

Los “consultores” tienen como tarea recabar datos para la selección de potenciales beneficiarios de una pensión, en el programa Adultos Mayores; los mismos, además, están a cargo, directamente, de Rosa Martínez. De esta manera, a la funcionaria le reportan –en su rol de coordinadora– su primo, una amiga, el amigo de infancia de su hermano, un par de compañeros del fútbol de su hermano y hasta del hermano del amigo de su hermano.

Este caso, como el anterior y más reciente, donde se denunció el pago de sobresueldos, por lo que Hacienda desembolsó casi USD 1 millón en ayuda escolar para beneficio de 1.880 funcionarios, llegando incluso a pagar hasta G. 11,4 millones en gratificaciones, son una muestra vergonzosa del manejo de los recursos públicos con absoluta impunidad para favorecer a algunos en detrimento de todo el pueblo paraguayo. Un pueblo que soportó dos difíciles años de pandemia por el Covid, que perdió empleos, que sufrió la pérdida de seres queridos y, sin embargo, sigue sin ver recompensados sus esfuerzos, al menos al poder contar con funcionarios públicos que le presten un buen servicio.

Estas roscas no solamente manejan los recursos, lo peor es que ellas determinan la aplicación de las escasas políticas públicas con que se cuenta, y que deberían ser desarrolladas eficientemente a favor de toda la población. Pero qué seguridad tiene el ciudadano de que estos funcionarios están capacitados para desarrollar conveniente y eficientemente las políticas públicas, si son contratados a través del favoritismo.

En el Paraguay no se ha implementado hasta el momento lo que se conoce como servicio civil, el que considera como carrera profesional la del funcionario público. Y no se da el paso porque el clientelismo político invade todo, como es sabido, una abrumadora mayoría del funcionariado pertenece al Partido Colorado, y eso de por sí ya es un obstáculo.

Vivimos un tiempo de crisis, la población sufre en carne propia una inflación que pone en peligro la calidad de vida, sumado a los otros efectos directos de la pandemia del Covid.

Las repetidas afrentas, la repartija de sobresueldos, el manejo clientelar y el amiguismo para acceder a un puesto en el Estado socavan no solamente la paciencia de la población, sino sobre todo la escasa credibilidad del Gobierno. Al pueblo le cuesta muy caro sostener la pesada maquinaria que, al final, no está a su servicio, sino que solo obtiene beneficios para unos pocos.