Algunos sectores, estatal o privado, abogan por mantener el precio de la tarifa alta, o una intermedia, de la energía eléctrica de Itaipú, de cara al 2022 y 2023, mientras que otros en cambio propugnan la reducción tarifaria de la binacional.
En ese sentido, cada sector argumenta los beneficios que podría traer al país las diferentes opciones, y para ello ÚH consultó a algunos expertos del sector energético.
Desde la Cancillería, el Gobierno maneja tres escenarios posibles con respecto a la tarifa de Itaipú, que incluyen una alta, intermedia o baja, de cara a la revisión del Anexo C de Itaipú en 2023.
La semana pasada, Félix Sosa, titular de la ANDE, manifestó públicamente que de cara al 2022 ya se comprometieron fondos de Itaipú para mejorar la infraestructura eléctrica paraguaya según el Plan Maestro de la empresa estatal, de USD 140 millones, lo cual tendría su impacto en la tarifa 2022, y por lo cual se mantendría sin demasiadas modificaciones la tarifa actual para el año entrante.
Esto podría significar que desde la ANDE se abogue por mantener una tarifa alta o intermedia, lo cual permita un oxígeno financiero a la institución para realizar inversiones en infraestructura.
En tanto, sectores independientes y de la oposición abogan por una reducción de la tarifa, ya que traería beneficios a la población, ya que los usuarios domiciliarios y las industrias podrían pagar por una energía más barata.
ESCENARIOS. La Cancillería planteó tres escenarios de cara al 2023, tales como una tarifa alta, una intermedia y otra baja.
La tarifa alta implica mantener el costo actual de 22,60 USD/kWmes, lo cual incluyen “nuevos componentes” en el Costo del Servicio de Electricidad (CSE), en sustitución de la deuda, en una proporción similar al 60%.
Otra opción es una tarifa baja, de 9,61 USD/kWmes, que sería la mera aplicación del Anexo C, con un descenso automático. Esta modalidad no incluye “nuevos componentes” en el Costo del Servicio de Electricidad (CSE), en sustitución de la deuda para la construcción de la usina.
La tercera alternativa es la tarifa intermedia, resultante de aplicar 15 USD/kWmes, en donde se incluyen “nuevos componentes” en el Costo del Servicio de Electricidad (CSE), en sustitución de la deuda, en proporción al 50% de esta.
Esta opción es la más apetecible para el Gobierno y tiene más chances de darse en 2022 y 2023. Esto dará un recurso adicional para inversión en desarrollo e infraestructura eléctrica del país.
VISIONES. El ingeniero Javier Villate critica que se mantenga el precio de la electricidad con la actual tarifa, pese a la baja de costos por cancelación de la deuda, ya que eso “no tiene ningún asidero racional”.
“¿Desde cuándo pagar menos por igual cantidad y por el mismo producto sería perjudicial? Quienes dicen alegremente que bajar la cuenta de la electricidad será perjudicial para las industrias y todos los hogares paraguayos y brasileños, tienen el deber moral de explicar claramente, ya que ese argumento es una mentira”, manifestó.
El ingeniero Axel Benítez sostiene que “la tarifa es consecuencia y no causa”, y cree que “la mejor tarifa sería la que le permita al Paraguay realizar lo que tanto pregonan, aunque no se hacen nada para seguir la línea ganar-ganar”.
“Se debe aplicar lo que dice el tratado (una tarifa baja), pero con la deuda auditada por la Contraloría. Luego, el Paraguay debería comprar su 50% y dispone libremente para favorecer a la industria local (mipymes) y los emprendimiento que den valor agregado y mano de obra legal”, añade.