En una conversación con ÚH, el afable artesano, dueño de la histórica tienda ubicada en el Borgo Pio, a un paso del Vaticano, señala que el próximo Pontífice debe “continuar la misma línea” del argentino Bergoglio. “Eso es lo que se espera. Todos lo esperan”, insistió. Mancinelli reconoció que fue tanta la emoción, el placer y la satisfacción que le embargaron en su último encuentro personal con el papa Francisco, que prácticamente no guarda recuerdos de ese momento.
PRIMERA VEZ. El sastre ha confeccionado ropa para varios Papas en el pasado, pero nunca ha tenido el honor de hacer el primer conjunto, que se usa cuando el nuevo Pontífice se dirige al público desde el balcón de la Basílica de San Pedro.
El sastre viste también a obispos, sacerdotes y seminaristas católicos. De hecho, estaba muy ocupado con encargos de última hora.
Aunque el Vaticano no ha solicitado que haga las sotanas, explicó que, ya que trabajó con siete Papas.
“(El Vaticano) no los pidió”, aclaró, pero “si usan mis cosas estaré muy feliz”, agregó. Mancinelli confeccionó tres tamaños para adaptarse a todo tipo de Papa, aunque indicó que priorizó el ancho más que el alto porque desde el balcón no se aprecia la caída del traje.
El taller está lleno de fotografías de Mancinelli y los Papas. Hizo personalmente trajes para los últimos tres Pontífices, incluido Francisco.
Clérigos de todo el mundo pasan a visitarlo durante sus visitas a Roma. Algunos son amigos, otros han escalado en las filas de la jerarquía católica.
Lorenzo Gammarelli, quien tradicionalmente se encarga de realizar los trajes que viste el Papa electo en su presentación al mundo, señaló la semana pasada a la AFP que su sastrería familiar se había preparado para hacer las tres sotanas vírgenes, como es tradición, pero que el Vaticano les informó que “se habían ocupado de ello”.