Roque Santa Cruz estampó el sello de sencillez del paraguayo. A diferencia de sus compañeros, que hicieron el desaire a sus seguidores, el delantero se tomó su tiempo y se ganó el aplauso de los presentes, hecho que hoy recoge la prensa internacional.
Mientras todos sus compañeros abandonaban La Noria raudamente en sus vehículos, Roque, que iba acompañado de su hijo más pequeño, pisó el freno, subió las ventanillas y bajó para dedicarle unos 30 minutos de su tiempo a la afición.
Unas 60 personas esperaron por sus ídolos en el lugar y todas se fueron con la firma de Roque estampada en sus remeras, posters, pelotas y se tomaron varias fotografías; luego de formar una extensa fila de manera ordenada.
A Roque se lo vio sonreír en todo momento, mientras era aplaudido y escuchaba el pedido de ayudar a alcanzar la final del Clausura 2015 luego de una sequía de casi 18 años sin ganar la liga mexicana.
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