Lamentando “los obstáculos para que el tratado siga funcionando en las circunstancias actuales”, el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores anunció que iniciaba el proceso de “retirada de la Federación Rusa del tratado de Cielos Abiertos”.
Estados Unidos salió oficialmente el 22 de noviembre de 2020 del acuerdo internacional, firmado originalmente por 35 países y que entró en vigor en 2002.
Desde entonces, “el equilibro de intereses de los Estados participantes (...) quedó considerablemente perturbado, se registraron graves problemas en su funcionamiento y el papel del tratado de Cielos Abiertos como instrumento de refuerzo para la confianza y la seguridad ha quedado diezmado”, estima la diplomacia rusa.
Moscú asegura, sin embargo, haber hecho todo lo posible para salvar el pacto, pero sus propuestas “no recibieron el apoyo de los aliados de Estados Unidos”.
El tratado de Cielos Abiertos da a cada país firmante “el derecho a efectuar y la obligación de aceptar vuelos de observación sobre su territorio”, para transmitir el control de sus actividades militares y sus instalaciones. La OTAN reaccionó mediante el portavoz Piers Cazalet, quien recordó que “la aplicación selectiva de sus obligaciones” por parte de Rusia comprometía “desde hace tiempo” el tratado. AFP