Este mes su restaurante Tierra Colorada cumplió 10 años de éxitos y la celebración fue majestuosa, con un festival de sabores, una cena de doce pasos y dos invitados de lujo: los chefs Virgilio Martínez Véliz y Jaime Pesaque.
TRAYECTORIA. Pero antes de consagrarse como uno de los grandes del país, recorrió el mundo para cargarse de experiencias y aprender de los grandes. Sus inicios gastronómicos se remontan a cocinar desde muy joven en su casa. En la combinación de ingredientes, sabores y texturas encontró sin margen de duda su vocación. “Mis aptitudes definitivamente estaban en este arte. La cocina me pareció muy activa, y a mí como un buen rugbista me gustaba estar en movimiento”, confiesa.
Estudió gastronomía en Francia, donde tuvo la suerte de una pasantía en el Maxim’s, de París, un restaurante clásico de Francia, ubicado en la calle más cara de la ciudad.
La vida lo llevó a Buenos Aires y a Londres, en donde trabajó con el chef Michel Roux, en Le Gavroche. También tuvo la oportunidad de trabajar en la cocina del afamado Gordon Ramsay.
Así, con un gran bagaje y muchas ganas de innovar volvió para ser uno de los fundadores del restaurante Mburicao. Sin duda, logró crear una revolución en la gastronomía asuncena.
LEGADO. Cuando llegan extranjeros al país, lo primero que quieren conocer, en cuanto a gastronomía, es Tierra Colorada. Y es que en el 2016 logró posicionarse en el ránking de los 50 Mejores Restaurantes de Latinoamérica y ganó popularidad en la región.
Su restaurante se convertirá en su legado, pues sus hijos le siguen los pasos y está seguro de que llevarán el emprendimiento más lejos.
“Hace un año que mi hijo Franco está estudiando en Le Cordon Bleu de Lima. Creció en la cocina, desde muy chico le llené de sabores. No tengo dudas de que se convertirá en el número uno del país”, asegura orgulloso.
El peculiar chef se roba el cariño de la gente desde hace 20 años y lleva una década conquistando a Paraguay y a la región con su restaurante Tierra Colorada.