Después de presenciar el show del británico, lo único que se puede exclamar es: ¡Hubieras venido antes, Robbie! Los fans paraguayos de Robbie Williams tuvieron que esperar años por su presencia en Paraguay, mientras veían con cierta envidia y resignación, cómo hacía delirar a sus seguidores de los países vecinos. Pero la gran noche de su actuación en el Personal Fest llegó y todas las ansias por verlo y escucharlo, Robbie las borró como por un zarpazo, a fuerza de bromas, ironías, de sus hits más conocidos y de una interacción con el público que hizo que se metiera a todos en el bolsillo.
Irreverente y provocador, a pocos minutos de comenzar el show, el cantante no dudó el subirse la falda que llevaba puesta y presentarle al público su trasero. Más allá de sus provocaciones, Williams hizo gala de su gran talento para conectarse con sus fanáticos y ponerlos a sus pies a base de sus buenas canciones de siempre, aquellas que lo hicieron famoso a finales de los 90 y principios del 2000. “Hola, soy Robbie fucking Williams, un cantante famoso de los 90”, les gritó a aquellos que no sobrepasaban los 20 años. La fuerza de las interpretaciones de Williams estuvo acompañada de un gran despliegue coreográfico de bailarinas y coristas. La mayor interacción con el público se dio cuando cantó a capela varios clásicos de los 70, 80, 90 y 2000, con las que probó los conocimientos musicales de su eufórico auditorio.
Un momento fuerte fue cuando su padre, Peter Williams, apareció sobre el escenario para cantar juntos. Robbie se despidió interpretando , de Frank Sinatra, como si estuviera en un karaoke. En el final pareció como que Robbie quería quedarse y volvió a cantar a capela y luego se fue.