La norma prohíbe de facto concentraciones, desfiles de gremios y ‘blocos’ (comparsas callejeras) carnavalescos, así como cualquier otra “actividad recreativa con características comunes a las anteriores, entre los días 12 y 22 de febrero. La medida establece también penas de hasta un año de cárcel y multas para quienes se salten la norma poniendo en riesgo la salud pública y autoriza a los agentes públicos a requisar mercancías, instrumentos musicales y vehículos”.
Tampoco se permitirá el comercio ambulante relacionado con cualquier evento relacionado con el Carnaval, ni la entrada de autobuses u otros vehículos fletados en el municipio, salvo aquellos turísticos, cuyos pasajeros demuestren que tienen una reserva de hotel.
En caso de incumplimiento, las autoridades brasileñas se reservan el derecho de aprehender los productos, bienes, equipamientos e instrumentos musicales de los infractores, a los que podrá multar económicamente y denunciar por un delito contra la salud pública.
Por otro lado, en caso de que un gremio carnavalesco sea sancionado por organizar una fiesta clandestina, estará automáticamente impedido de participar en el Carnaval de 2022.
Las escuelas de samba y las comparsas callejeras más tradicionales, que suelen reunir en condiciones normales a cientos de miles de personas, ya habían anunciado previamente que no realizarían ningún tipo de presentación por las calles de la capital fluminense.
Sin embargo, el alcalde de Río, Eduardo Paes, afirmó la víspera que están acompañando de cerca la convocatoria en redes sociales de desfiles clandestinos, y se mostró preocupado con el carácter espontáneo de una fiesta marcada en rojo en el calendario de la población brasileña.
“Será la pelea del gato y el ratón. Buscaremos castigar, penalizar y dificultar la fiesta de quien quiera hacer fiesta. Estamos trabajando con esa hipótesis”, subrayó al portal G1 Paes, quien dejó abierta la posibilidad de celebrar el carnaval en julio, si la pandemia baja de intensidad.
Esta será la primera vez en los últimos 180 años que no se celebrará el Carnaval de Río de Janeiro, uno de los más famosos del mundo, debido el avance del Covid-19 y la lentitud en la campaña de vacunación.
La medida publicada este viernes en el Diario Oficial se produce en un momento en el que la ciudad de Río de Janeiro, con 17.535 fallecidos por coronavirus, ha sobrepasado a São Paulo (17.523) en el número de muertes. El dato es alarmante, pues Río tiene unos 6,7 millones de habitantes, frente a los 12 millones de la capital paulista.
Las fiestas carnavalescas cariocas son una verdadera pesadilla para los epidemiólogos, ya que agolpan a millones de personas por toda la ciudad durante varios días, con los desfiles masivos del icónico “Sambódromo” como plato principal.
El estado de Río (16,5 millones de habitantes) es además el segundo de los 27 estados brasileños más afectado por la pandemia en términos relativos, superado solo por el de Amazonas.