Flaco, casi desnutrido, vestido con una remera, un jeans con múltiples remiendos y prácticamente descalzo, dejó en la mañana de ayer el penal de Tacumbú Francisco Sánchez, otro recluso que injustamente estuvo un poco más de dos años innecesariamente dentro de aquel infierno.
Esta víctima de la desidia y del infortunio soportó estos años la soledad. Pese a estar con más de 3 mil internos, nunca tuvo la visita de sus familiares, relata. Pero, lo que es peor, la Policía le jugó una mala pasada y le marginó a su suerte en el “cuadrilátero”, pabellón donde son destinados reclusos de todo tipo, sin ningún privilegio. El hombre ahora ya respira en su ciudad natal, Ybycuí.
HORROR. Esta vez no fue la Justicia la que se había equivocado, fueron los policías que, en vez de llevarle al Juzgado para la imposición de medidas, lo dejaron directamente de nuevo en Tacumbú. El horror, antes que error, fue cometido por el Departamento Judicial de la Policía Nacional, que en aquel entonces, cuando en un caso se le dio la libertad por compurgamiento de la pena mínima, funcionaba en el mismo penal.
ANTECEDENTES. El hombre pisó por primera vez Tacumbú el 28 de mayo del 2005 por hurto agravado en Paraguarí y por compurgamiento de pena mínima fue absuelto el 12 de setiembre del 2006 (este día ya tenía que haber salido).
Luego en los trámites previos a la libertad, el 13 de setiembre del 2006, el interno tuvo inconveniente en el Departamento Judicial de la Policía. Es que se había registrado otra denuncia en su contra en la Fiscalía de Lambaré, cuyo dato fue recibido en la Policía el 27 de mayo del 2005, un día antes de su ingreso a la cárcel por el otro caso, también por hurto agravado.
La Fiscalía le había declarado rebelde y contumaz sin saber que ya se encontraba en Tacumbú. El Departamento Judicial de Policía, al conocer este hecho, en vez de llevarlo hasta el Juzgado de Lambaré, a cargo de Hugo Camé, o de comunicar a la Fiscalía, lo derivó nuevamente al fondo de la penitenciaría, sin haberle garantizado y aplicado sus derechos.