¿Y si les dijera que con solamente 100.000 guaraníes al mes podrían haber triplicado su plata en los últimos cinco años? No se trata de ningún esquema raro ni de meter al lector en una “pirámide”. Estoy hablando de Bitcoin, sí, ese activo digital que muchos todavía ven con desconfianza, pero que viene demostrando hace tiempo que puede ser una reserva de valor mucho más poderosa que nuestra moneda local.
La estrategia se llama DCA, o “Dollar Cost Averaging”: es simplemente invertir una misma cantidad todos los meses, sin importar si el precio está alto o bajo, con disciplina y constancia. Y en este caso, pusimos la lupa en qué hubiese pasado si desde enero de 2019 hasta diciembre de 2024 con una inversión de 100 mil guaraníes mensuales en Bitcoin, sin saltearse ni un solo mes. ¿El resultado? De haber guardado esos 7 millones de guaraníes bajo el colchón, hoy tendríamos eso: siete millones, y en poder de compra, incluso un poco menos, gracias a la inflación. Pero si los colocábamos en Bitcoin de a poquito, sin mirar gráficos, el resultado sería más de cuarenta y cinco millones.
Los números no mienten: en 2019, los 1.200.000 Gs anuales invertidos en Bitcoin se convirtieron en unos 1.420.000 Gs a fin de año, con una ganancia de casi 18 %. En 2020 explotó todo: ganancia de 184 %. En 2021 fue más conservador, apenas un 3 % arriba. En 2022 nos fuimos al suelo, sí, con una pérdida del 30 %. En 2023 volvió la esperanza con un 47 % de ganancia. Y 2024 fue un año interesante también, con una rentabilidad del 118 %. Si sumamos todo, esos seis años te habrían dado una rentabilidad acumulada superior al 500 %, pasando de 7 millones invertidos a más de 45 millones. Todo esto sin mover un dedo más que poner la plata cada mes, el mismo monto, de la misma manera. Sin estar pegado a las noticias ni hacer magia financiera.
Comparemos eso con dejar la plata en el banco. Las tasas de ahorro en guaraníes estuvieron en promedio por el 4–5 % anual. O sea que los mismos 7 millones en un plazo fijo durante seis años, representarían un monto inferior a los 9 millones al final. Pero hay un pequeño detalle: la inflación.
Entre 2019 y 2024 acumulamos una inflación del 29 % en Paraguay. Eso significa que esos 7 millones que metiste en el banco, aunque hayan crecido un poco, en poder de compra real siguen siendo más o menos lo mismo, o incluso menos. O sea, el banco apenas ayudó para no perder poder adquisitivo, y eso siendo optimistas. Porque mientras tanto, el guaraní se devaluó frente al dólar, los precios subieron, y seguimos cobrando en la misma moneda que vale cada vez menos. Bitcoin no espera. Subió fuerte en dólares, y si hacemos el paralelismo en guaraníes, el resultado es todavía más contundente.
No todo es color de rosas. El 2022 fue duro para los entusiastas de Bitcoin. Muchos se asustaron, vendieron en pérdida y juraron no volver más. Pero aquellos audaces que mantuvieron la estrategia y siguieron comprando mes a mes, en vez de vender por pánico, recuperaron con creces. Ahí está el poder del DCA: te saca de la emoción del momento, invertir con constancia, pero con visión de largo plazo. Es como plantar un árbol: no tendremos sombra al día siguiente, pero con paciencia, uno se agradece haberlo hecho.
En Paraguay hablamos mucho de estabilidad, pero ¿qué tan estables son nuestros ahorros en guaraníes? Si la plata cada vez vale menos, si los intereses apenas cubren la inflación y si el dólar sigue marcando el ritmo, tal vez sea hora de pensar en alternativas. Bitcoin no es perfecto, ni mágico. Tiene subidas y bajadas que te pueden dar vértigo.
Pero si algo demostró este análisis es que, con disciplina y paciencia, puede ser una herramienta poderosa para proteger el valor de tu esfuerzo. Uno no necesita ser millonario, ni experto. Solamente necesita constancia, información y una mínima tolerancia al riesgo. Porque el que no arriesga, no gana. Y estos seis años demostraron que quien apostó de a poco, sin apuro, hoy está bastante mejor que quien se quedó quieto.
No se trata de volverse loco, ni de vender la casa para comprar Bitcoin. Se trata de entender que el mundo está cambiando, y que tal vez nuestro modelo tradicional de ahorro ya no nos protege como antes. Si algo nos enseñó este experimento de 100 mil por mes, es que a veces, hacer algo pequeño durante mucho tiempo puede dar resultados gigantes. Este no es un consejo financiero, sino una invitación a mirar con atención que es hora de estudiar otras opciones para proteger y valorizar el fruto de nuestro esfuerzo.
Como digo, los números no mienten. Lo que gastamos en una salida al cine por mes podría convertirse en un fondo de ahorro que, el día de mañana, nos saque de más de un apuro.