Putin, de 71 años, recibió el 87,2% de los votos, diez puntos más que en 2018 (76,5), durante los tres días de votación en las octavas elecciones presidenciales de la historia de Rusia desde 1991.
Los resultados de las elecciones no se vieron afectadas ni por la muerte en prisión del líder opositor, Alexéi Navalni, de la que sus correligionarios responsabilizan al Kremlin, ni por las incursiones fronterizas ucranianas de los últimos días.
Ucrania y las cancillerías occidentales denunciaron la ausencia de candidatos opositores y la votación ilegal en las cuatro regiones ucranianas anexionadas por el ejército ruso, mientras que la oposición rusa pidió a la comunidad internacional que no reconozca los resultados electorales.
CASI 100 MILLONES. Más de 98 millones de rusos, de un total de 112 millones que fueron llamados a las urnas, votaron a favor de la reelección para un quinto mandato del actual presidente, que llegó al Kremlin a finales de 1999, tras recibir el poder de manos de Boris Yeltsin.
Tras el escrutinio de más del 68% de los votos, la victoria de Putin se tornó inapelable, aunque se vio beneficiado por el incremento del número de votantes, ya que 4,5 millones de electores procedían de las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
El segundo candidato más votado fue el comunista Nikolái Jaritónov con el 4,17% de los votos, seguido por el representante del partido Gente Nueva, Vladislav Davankov, con 4,07%. El último en discordia es el ultranacionalista Leonid Slutski, que suma el 3,15% de las papeletas.
La oposición al Kremlin no pudo concurrir en los comicios, ya que la CEC no registró a sus candidatos por diferentes motivos técnicos o defectos de forma, y por apoyar la paz en Ucrania, una opción inadmisible para el régimen.
La CEC, que no invitó a observadores occidentales, negó que se produjeran graves irregularidades, aunque expertos independientes y la prensa en el exilio denunciaron casos de fraude y manipulación electoral.
“ebrio de poder”. Tras conocerse los primeros resultados, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, estimó que Vladimir Putin está “ebrio de poder” y quiere “reinar eternamente”. Polonia consideró que la elección presidencial rusa “no es legal, libre ni justa”.
Los otros tres candidatos tenían la misma línea que el Kremlin, ya sea sobre Ucrania o la represión, que culminó con la muerte de Navalni, el principal opositor de Putin.
Los partidarios de Navalni instaron a los votantes a concurrir coordinadamente al mediodía a los colegios electorales. Algunos respondieron al llamado en Moscú y afirmaron a AFP que acudieron para honrar la memoria de Navalni y mostrar su oposición de la única forma legar posible.
La viuda de Navalni, Yulia Navalnaya, que votó en la Embajada rusa de Moscú, afirmó que escribió el nombre de su difunto esposo en su papeleta de voto.