Según datos del índice de movilidad urbana, Asunción tiene uno de los peores sistemas de transporte urbano de América Latina; sin dejar de mencionar que en la región es el único país que todavía no ha incorporado el sistema del billetaje electrónico como forma de pago.
La flota que circula en el área metropolitana consta de aproximadamente 3.500 buses, de los cuales, apenas 700 son los denominados diferenciados por el simple hecho de contar con el sistema de aire acondicionado. Pero lejos están estas unidades de ofrecer viajes más confortables a sus pasajeros, pues –en la mayoría de los casos– estos van apretujados hasta en la estribera en horas pico.
El rol contralor del Viceministerio del Transporte es un chiste, tanto para hacer cumplir las normas, como para acelerar el proceso de modernización en la forma de pago por el servicio. El usuario debe convivir su cotidiana pelea con el chofer de turno que no le da el vuelto a falta de monedas; por lo general, maneja mal y, para colmo, pone música a todo volumen como si se tratara de su vehículo particular. En resumen, el sistema es un despelote total.
Por si todo fuera poco, por el incremento en el precio internacional del crudo de petróleo sumado a una escalada de aumento en el valor del dólar, se ajustó al alza del costo del boleto, haciendo que el usuario en su gasto mensual asuma un 8% más por este pésimo servicio.
Con el ingreso del sistema Metrobús se pensó que se daría un primer paso hacia la modernización en la manera de viajar que tienen cerca de un millón y medio de paraguayos que ingresan diariamente a la ciudad capital; sin embargo, la empresa adjudicada para la construcción del troncal está renunciante y el Ministerio de Obras Públicas tampoco tiene claro qué acciones hará para dar continuidad a las obras.
Las pérdidas para los comercios de la zona de obras son millonarias, sumadas a que los usuarios del acceso por la avenida Eusebio Ayala pierden en promedio cuatro horas de su vida en las interminables colas de automóviles en los puntos de desvío.
No está de más recordar que, muchos de los que, por ejemplo, viajaban rumbo a Fernando de la Mora, San Lorenzo o Capiatá por no toparse con el colapso sobre Eusebio Ayala, optan por entrar y salir de la capital usando la avenida Mariscal López, generando un enorme embotellamiento.
El sistema de transporte público en cualquier lugar del mundo está estrechamente ligado a la calidad de vida de los ciudadanos y, en el caso de Asunción y el área metropolitana, la situación se ha tornado vergonzante y de futuro incierto.
Si el Ejecutivo desde ahora no toma las riendas de este asunto y asume como prioridad dar soluciones de fondo a este problema, pasará a la historia como otra administración más que llegó cargada de promesas y se retira dejando una ciudadanía prisionera de su incompetencia.