Las plantaciones forestales se destinan predominantemente para el secado de granos de soja, de maíz, de yerba y para la elaboración de etanol, como indica el gráfico del centro de investigaciones. Aunque existen proyectos para la producción de pasta de celulosa y papel, como el caso de la empresa Paracel, del Grupo Zapag, que tiene previsto cultivar 140 millones de plantas de eucalipto.
En la investigación Bosques de leña y papel. Plantaciones forestales en Paraguay, que forma parte de una serie de artículos, la autora Leticia Arrúa explica que existe una mayor presión sobre los bosques, esto porque el crecimiento se produce en un contexto donde también se registra una expansión del área de siembra de soja y de la ganadería. Pero a esto se suma el impacto socioeconómico en las poblaciones rurales.
Esto se explica en el aumento de tierras destinadas a los monocultivos de árboles en los departamentos de mayor nivel de pobreza, como el caso de Caazapá. En este sentido, el artículo menciona que la duración del ciclo productivo de las plantaciones forestales se mide en años y no en zafras, lo que implica inversiones a largo plazo y que solo las empresas pueden encarar estos proyectos, a diferencia de la agricultura familiar campesina, que queda desplazada. Como consecuencia, se podría experimentar “el crecimiento de la pobreza rural y el fortalecimiento de la desigual estructura de tenencia de la tierra”, advierte.