Por Mauricio Acosta
PILAR
Cada vez se hace más peligroso viajar por la ruta IV que une las ciudades de Pilar (Ñeembucú) y San Ignacio (Misiones), por los numerosos pozos y baches que se formaron –principalmente en las últimas semanas– en varios tramos, incluyendo las banquinas.
“A pesar de que conocemos bastante la ruta, nunca estamos seguros del todo, en especial cuando se viaja de noche o en días de lluvia, porque la visibilidad es muy reducida. Los baches son cubiertos por el agua y no se ven”, manifestó Pedro Almirón, chofer de un colectivo que diariamente realiza el trayecto Asunción-Pilar.
Otro conductor –que no quiso dar su nombre–, en este caso de un camión que transporta mercaderías, señaló que ni las banquinas ofrecen seguridad para estacionar, en caso de desperfecto mecánico u otra necesidad. “Kilómetros y kilómetros de ambos costados de la ruta están destruidos, con cráteres interminables”, puntualizó el conductor.
La mayoría de los choferes consultados por el equipo de ÚH señalan que últimamente no se realizaron trabajos de reparación en la zona, por lo que concluyen que el Ministerio de Obras Públicas “no tiene ningún plan” para solucionar el deterioro de esta ruta, llamada General José Eduvigis Diaz.
PROVISORIO. Ante el pésimo estado en que se encuentra la ruta, los pobladores intentan arreglos provisorios. Por ejemplo, un enorme bache ubicado frente a la comisaría de Estero Cambá, en San Juan de Ñeembucú, fue tapado con tierra por el personal policial para evitar accidentes. En otros sitios el pavimento fue perdiendo consistencia.
Con motivo de las festividades de fin de año se incrementó en forma extraordinaria el tránsito vehicular, y numerosos conductores pasaron un gran susto al encontrarse con los “cráteres”, que en algunos casos pudieron evitar.