Este fue uno de los temas abordados durante una reunión de trabajo entre el intendente de la capital departamental, el abogado Miguel Prieto Vallejos, y el cónsul brasileño Pedro da Cunha e Menezes. Ambos intercambiaron recíprocas intenciones de cooperación e integración.
De acuerdo con las referencias destacadas por la organización misionera Oremba’e, el antiguo camino, que en Brasil recibe el nombre de Peabirú, fue seguido por los primeros conquistadores que llegaron por tierra al Paraguay. La ruta iba desde la costa Atlántica hasta el Altiplano boliviano, donde se empalmaba con los caminos incaicos para alcanzar el océano Pacífico.
“Menciona esta organización que el Tape Aviru fue recuperado como ruta turística y que cientos de curiosos viajeros completan tramos del trayecto y van de estación en estación, en medio de una abundante vegetación y edificaciones históricas”, refirió el intendente municipal.
RUTA TURÍSTICA. Por su parte, el cónsul brasileño expresó que tiene encomendado desde su país el trabajo por el fortalecimiento de la cooperación entre las ciudades vecinas, mencionando el ejemplo de la ruta turística en este contexto.
Anunció la agenda de un próximo congreso sobre turismo internacional, además de hablar de la intención de cooperación en soluciones estratégicas para problemáticas fronterizas comunes entre ambos países.
El Tape Aviru cruza por el Departamento del Alto Paraná, siguiendo la costa del río Paraná y el río Monday, hasta hoy al costado de este último río existe un sendero.
Relatos señalan que los guaraníes se abrieron paso por estas tierras en la búsqueda de la tierra sin mal, el paraíso que ellos le llamaban el Yvy Marãe’y. Ellos sabían que existía y decían que quedaba hacia donde nacía el Sol.
Con esa creencia viajaron toda su vida. El bosque Atlántico Alto Paraná era un desafío cruzarlo, para abrirse camino utilizaban una fruta venenosa que tiraban cada dos o tres metros para que los demás que venían detrás, que eran pueblos enteros, sigan y no se pierdan dentro de la agreste vegetación, característica de la región de las Tres Fronteras.
Lo curioso es que, sobre los senderos abiertos con estas frutas venenosas, nunca más creció pasto. Estos senderos siempre se abrían a los costados de ríos, porque sabían que el río Paraná les iba a llevar al destino final. Los guaraníes le llamaban Parara, por el estruendo que hace al chocar por las piedras.
El licenciado Cristian Benítez, en la red social Museo Abierto, explica que en toda la región del sur del continente el Tape Aviru sirvió como una ruta para que haya una especie de diáspora de los pueblos guaraníes. Esa red también era de alianzas entre las tribus y que por estas vías pudieron transitar productos.
“Esto también era una zona de tránsito, de comercio, se tenía conocimiento de las latitudes, se leían las estrellas, eso es algo muy interesante también de mencionar. El río Monday y su salto forman parte de ese circuito, una zona de tránsito de muchos pueblos y obviamente de los europeos, porque estos caminos, estas redes, eran como circuito de comercio entre las tribus indígenas y que unía a los imperios, en este caso el Incaico. Por aquí cruzó Alejo García. Si no fuera por esta vía, él se hubiera perdido y hubiera muerto en esta selva”.