Señor director. Apostemos por el país serio que todos queremos, sin egoísmos y sin hipocrecías, sin avaricias y sin prepotencias. Todos anhelamos la paz verdadera y la concordia. Entonces, comencemos por nosotros mismos, cambiando de mentalidad y liberándonos de la violencia que crea inseguridades y miserias.
También, pongamos punto final a las difamaciones y calumnias, a las corrupciones, a los vicios y a los antivalores que persisten en el Paraguay.
Apostemos por un Paraguay mejor, donde predominen, la verdad, la Justicia, la libertad, la honestidad, la honradez y el verdadero amor y respeto que deben reinar en la familia y en la sociedad paraguaya.
Apostemos por un Paraguay, con políticos más maduros y serios, capaces, honestos y patriotas, que sepan gobernar con coherencia, sin fanatismo, sin sobornos y sin violar las leyes de la nación. Que no ocurra más lo que pasó en el Senado, la postergación del IRP. ¿Por qué? Si es para el bienestar del pueblo, salud, educación y reforma agraria.
La honestidad es un valor muy importante y fundamental para el bien común y el sano desarrollo del país. Es lo opuesto a todas las corrupciones, vicios, antivalores e hipocrecías.
Es lo opuesto a todas las corrientes nihilistas, hedonistas y moral relativistas que actualmente conspiran contra la educación y la conciencia, queriendo desequilibrar la correcta norma y los valores de la familia y la sociedad. Entonces, digamos no al Marco Rector Pedagógico para la Educación Integral de la Sexualidad que el MEC quiere imponer e implantar en los centros educacionales.
Ese plan hedonista, fue elaborado sin la participación de los mismos padres o de sus representantes.
Imagínese este tipo de proyecto de “educación” sexual, puede causar muchísimos problemas, daños y miseria moral en la sociedad paraguaya, rompiendo sus valores fundamentales, y trayendo anarquía y caos .
También este plan es anticonstitucional. Somos personas humanas y no animales irracionales.
Entendamos bien esto, ni el MEC ni las escuelas ni nadie puede quitar el derecho y el deber fundamental de los padres en la educación sexual de los hijos, que debe realizarse en la misma casa o en los centros educacionales elegidos y controlados por ellos mismos. La misión de las escuelas o los centros es cooperar con los padres en la educación sexual de sus hijos, si ellos libremente lo permiten, situándose en el mismo espíritu que anima a los padres. Este derecho de los padres es “innegociable”, “irrenunciable” e “intransferible”.
El MEC no puede en ningún caso imponer nada. Sólo en los gobiernos fascistas, nacional socialistas o comunistas estalinistas se puede imponer y perseguir a los que piensan lo contrario.
En el Paraguay estamos en democracia y debemos crecer.
Apostemos pues, por un Paraguay mejor, más sano, más serio, honesto y humano.
Ing. Pablo O. Inchaustti N.
Prof. emérito de la UCA