En este Gobierno, y por primera vez, la Contraloría está al mando de un afiliado al partido oficialista, ya que Camilo Benítez Aldana juró en abril pasado como contralor general de la República, luego de que Diputados aceptara la renuncia de Enrique García, quien dejó el cargo acorralado por el juicio político.
Esta situación genera suspicacias en la oposición, pues parecería que han puesto al “lobo a cuidar de las ovejas”, aunque aclaran que la corrupción no discrimina colores y afecta a todas las agrupaciones partidarias.
En este sentido, Hugo Estigarribia, analista y político colorado, aclaró que Benítez llegó al cargo por un mecanismo de sucesión. “Siempre se ha entendido como ideal qué el contralor sea de un signo político diferente al del oficialismo. Es una regla tácita que señala que supuestamente controlaría mejor, pero tampoco es así, no necesariamente. Tenemos casos que lo demuestran, como el caso de Enrique García, quien renunció antes de ser destituido por juicio político”, señaló Estigarribia.
Agregó que la experiencia paraguaya demostró “que la corrupción es daltónica, esa es la verdad”. “Pero obviamente que siendo del mismo partido de Gobierno el contralor tiene un favoritismo, así como siendo opositor el contralor tiene una situación contraria. Lo deseable es que cumpla bien su papel, sin importar la afiliación”, opinó el analista.
Vínculos. Reiteró que en este caso el contralor llega por sustitución, y si se quería evitar eso no se hubiera nombrado un subcontralor colorado. También detalló que Benítez está casado con la hija de un dirigente liberal, por lo que también tiene vínculos con ese partido.
Lamentó que hasta ahora no se ve un trabajo de contraloría como el que soñaron los constituyentes, “pero eso también porque muchas de las denuncias de la Contraloría van morir en el Ministerio Público”. “Así como en la Corte hay causas archivadas, en la Fiscalía hay muchas causas no impulsadas, de denuncias de la Contraloría”, aseveró Estigarribia.
Recordemos que Benítez era subcontralor, pero asumió como titular del ente luego de que los diputados aceptaran la renuncia de Enrique García, quien se vio obligado a dejar el cargo ante su inminente destitución vía juicio político.
Cuando juró, el diputado Sebastián Villarejo, de Patria Querida, alertó al nuevo contralor que ante irregularidades “no les temblará el pulso” a los diputados para iniciar un nuevo juicio político. Benítez Aldana es abogado, escribano y notario público y admitió que es amigo del vicepresidente Hugo Velázquez.