En Inglaterra, durante el encuentro protagonizado entre Tottenham y el Manchester City, pasó una situación insólita como polémica.
El VAR tardó más de cuatro minutos para avisar al árbitro de una infracción que sucedió en el área del equipo dirigido por José Mourinho.
Posteriormente, el juez principal cortó de manera abrupta el desarrollo del juego y cobró el penal sin corroborar la acción.
La falta fue cometida por el defensor Serge Aurier sobre el delantero argentino Sergio Agüero. La pena máxima fue cobrada por Gundogan y el penal fue atajado por el portero francés Hugo Lloris. La decisión provocó una sonrisa irónica y burlona del entrenador portugués.