Por Marisol Ramírez
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Colorida, estrafalaria y alegre es esta versión de Las Mujeres Sabias, de Molière.
Resulta acertada la elección del Arlequín para abrir su temporada teatral del año con esta comedia, que, aunque data de 1672, contiene un tema muy vigente: la chantería.
El autor critica a los literatos pretenciosos y a las damas de la corte de su época, poniendo de manifiesto la hipocresía de la sociedad en la que vivía.
Fue una divertida sorpresa ver a los personajes de Molière como caricaturas de una historieta en este trabajo experimental de Delgado.
Sin embargo, determinadas escenas resultaron algo empalagosas con algunas técnicas y elementos clownescos para desarrollar la farsa.
El director utilizó una técnica de diálogo que viene de la tradición del teatro horizontal, inspirado en la comedia del arte (genera una sensación de conversación con el público).
El trabajo actoral merece una mención especial para algunos actores dramáticos como Pablo Ardissone, quien ofreció plasticidad para caricaturizar a su personaje, tanto en el cuerpo como en la voz.
Rosa Barrios posee una fuerte presencia como Filaminta, y destaca su trabajo gestual y proyección de voz.
Vicky Benítez y Hugo Barrios hacen una buena pareja en escena, y le brindan sencillez y calidez a sus roles.