Un grupo de dirigentes sindicales montaron una carpa en la entrada de la Casa de Retiro Emaus, en Luque, donde se desarrolla la 223 Asamblea de Obispos. Ayer solicitaron tener al menos 30 minutos de espacio en la reunión para exponer la situación que les aqueja: en diciembre del 2017, cuatro funcionarios de la UCA fueron suspendidos por el rector de la institución, el presbítero Narciso Velázquez, tras la extensa toma de la sede central y de la huelga que hicieron en julio de ese año. “Después de la huelga nos hicieron un sumario por hechos de violencia, como nos acusó el Centro de Estudiante. Pero el sumario no nos atribuye la responsabilidad de nada”, contó César Benítez, uno de los dirigentes gremiales cesados junto a Juan Abdala, Carolina Rodas y Julio López. Todos, del Sindicato de Trabajadores de la Católica.
Se oponen a que Velázquez siga al frente del Rectorado. Según dicen, desde que asumió en el 2015, hubo un deterioro en el cumplimiento de al menos quince artículos del contrato colectivo y las puertas del diálogo se cerraron. Por ello, confían que si otra autoridad es elegida como rector, ellos podrán retomar la senda del diálogo y regresar a sus puestos de trabajo.
El rector presentó ayer su informe de gestión ante la plenaria de obispos, quienes elegirán este jueves a las nuevas autoridades de la UCA.
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