La más que previsible victoria de Phoenix (ya triunfó en los Globos de Oro, los Bafta y los galardones del Sindicato de Actores SAG) dejará víctimas colaterales de un talento excepcional como Adam Driver (Historia de un matrimonio), Leonardo DiCaprio (Había una vez en... Hollywood), Jonathan Pryce (Los dos papas) y, sobre todo, un Antonio Banderas memorable en Dolor y gloria.
Pero a los nominados les quedará el no pequeño consuelo de haber sido candidatos en un año de feroz competencia por el Oscar a Mejor Actor: Robert de Niro (El irlandés), Adam Sandler (Uncut Gems), Eddie Murphy (Dolemite Is My Name), Christian Bale (Ford v Ferrari) o Taron Egerton (Rocketman) fueron algunos damnificados por el elevadísimo nivel de actuaciones masculinas.
Una de las cosas que adora la Academia de Hollywood es hacer justicia y premiar, por fin, a un artista que ha sido nominado en numerosas ocasiones. Joaquin Phoenix, uno de los grandes intérpretes de las dos últimas décadas, encaja perfectamente en ese retrato, ya que esta es su cuarta candidatura a la estatuilla. También estuvo fabuloso en las anteriores tres (Gladiator, 2000; Walk the Line, 2005; y The Master, 2012), pero todo palidece en comparación con lo que logró en Guasón. EFE