Este amor a mi ciudad me hace escribir estas líneas. Siempre aspiro a valer más y esto sería realidad si viviéramos más intensamente aquello de que “Paraguay no acaba en la Calle Última”. Un pensamiento que me ha venido con la estadía durante un mes de miles de campesinos entre nosotros.
Creo que el Gobierno de toda la nación en la persona de Cartes (porque no quiso, no supo o no les dejaron “los amos”) desde Asunción no ha dado un buen ejemplo de solidaridad a los campesinos de toda la nación.
Pero, ahora voy a referirme a nosotros mismos los asuncenos.
Los campesinos no tuvieron otra forma de presionar que, en su recorrido por la calles, alterando ciertamente el tránsito de automóviles. Pudimos haber sido más solidarios con ellos. Son nuestros hermanos conciudadanos que estaban en debilidad.
Por supuesto que esto negativo ha ocurrido en una minoría un tanto inconsciente, pero ha hecho daño y la Asunción, madre de ciudades, se ha opacado algo.
Todavía estamos a tiempo. Por eso invitamos a todos a dar solidaridad a estos compatriotas, que ya perdieron a uno, que venía enfermo, entre nosotros.
Insinúo se formen grupos de médicos y enfermeras para ayudarles. Ojalá logren el subsidio (depende de la solidaridad del Ejecutivo), pero también vuelvan a sus casas con la salud mejorada.
En la Calle Última no se acaba el Paraguay.