Paradas inteligentes y con sentido común

El Viceministerio de Transporte anunció la construcción de 130 paradas inteligentes en los puntos con mayor afluencia de pasajeros.

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El sistema, supuestamente, además de hacer un seguimiento en tiempo real del , va a ofrecer una ampliación de la seguridad.

Vayamos por partes. El viceministro de Transporte, Víctor Sánchez, dijo que las paradas van a ser seleccionadas a través de un análisis que van a hacer desde un centro de control y monitoreo, pues tienen, o tendrán –esto no queda claro–, mapas de calor con base en la cantidad de validaciones con las tarjetas. Así van a poder analizar dónde hay mayor cantidad de personas que esperan buses en horarios nocturnos y mayor cantidad de afluencia en horarios pico de entrada y salida a Asunción.

Esto va a costar un montón de plata. La inversión total es de 12 millones de dólares, que se destinarán a tres áreas principales, como la tecnología de los buses, el equipamiento de las paradas y software y hardware. Los empresarios van a contar con una aplicación para saber la cantidad de demanda insatisfecha que hay en el sistema, lo que les permitiría eventualmente planificar una mejor cobertura, bla, bla, bla… También los usuarios van a tener una aplicación que les permitirá saber en cuánto tiempo llegarán sus buses.

Maravilloso. Todo muy del primer mundo, ¿verdad? Pero eso no es todo, todavía hay mucho más, querida teleaudiencia. El proyecto promete también mejorar la seguridad. Dicen que se contempla dentro del espacio de la parada y en los colectivos contar con un botón de emergencia que estará conectado a la Policía Nacional.

Los famosos botones de pánico del 911 son un viejo cuento. No es por desconfiar, pero se equivocan si creen que los ciudadanos no sabemos googlear. Así podemos recurrir al archivo de Última Hora, y leer que aquellos botones de pánico del Sistema 911, inaugurados en el año 2015, no funcionan. Aquella vez gastaron G. 60.000 millones para que los artefactos hoy estén abandonados y en desuso por falta de mantenimiento. Antes no funcionó, y ahora nos prometen botones de pánico conectados al grupo Lince, y control con cámaras en las unidades del transporte público.

No es mi intención tirarles mala onda, pero es que, como usuaria del transporte público, tengo que proclamar mi escepticismo y suspicacia. Porque, para hacer que el servicio sea más eficiente y enfocado en el bienestar de los usuarios, no necesitan tanta plata ni tanta tecnología: en primer lugar, se necesita un poco de sentido común.

No quiero abrumarles con mi gran experiencia, así que solamente les voy a dar un ejemplo: sobre la avenida Mariscal López, en Asunción, hay una parada, en dirección de entrada a la ciudad, que es donde se bajan todos los prójimos y las prójimas que van al Departamento de Identificaciones.

La parada se encuentra ubicada a unas cuatro cuadras de dicha dependencia, y a la gente le cuesta muchísimo ubicarse, pues resulta que no hay ni un mísero cartelito indicador que diga parada IDENTIFICACIONES, y que es ahí donde tenés que bajarte. La gente depende de que un malhumorado chofer le indique que es la parada para bajar en Identificaciones, o de la gente que amablemente le ayuda.

Por cierto, si se pasan de esa parada, la siguiente está a cinco cuadras de ahí, y es muy frecuente y triste ver a viejitos, madres con bebés en brazos y gente con muletas tener que hacer todo ese camino de vuelta hasta Identificaciones, porque nadie pensó en poner un cartelito.

Si esa acción mínima los de la Municipalidad de Asunción y los del Viceministerio del Transporte no son capaces de hacer, ¿por qué deberíamos creer que van a hacer alguna mejora en nuestras vidas? No queremos que nos vendan más espejitos, necesitamos mejores servicios.

Finalizo la diatriba con una frase que leí por ahí: Si todo sale mal como esperamos, la historia nada menos nos dará la razón. Y si todo sale bien, mejor.

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