El sacerdote Francisco de Paula Oliva, conocido como pa’i Oliva, y destacado por su defensa de los derechos humanos y compromiso con los pobres, está actualmente en situación crítica de salud por su avanzada edad, y pidió en una carta pasar sus últimos días de vida en su casa en el Bañado Sur.
Gladys Fischer, quien siempre trabajó al lado de Oliva, indicó que ayer recibieron un comunicado en el que el provincial de los jesuitas está dispuesto a que Oliva vuelva al Bañado Sur y están en proceso de negociación de cómo se realizará el traslado del sacerdote a su hogar.
“Solicitamos a los jesuitas una excepción para que una persona que ha dedicado su vida y una entrega total a la gente más pobre, pueda pasar sus últimos días en ese lugar, en su casa, donde él siempre convivió con las personas del bañado”, refirió Fischer.